MADRID. Las algas se usan para el consumo humano, como fertilizantes agrícolas o en cosmética, pero de las macroalgas, microalgas y cianobacterias se pueden obtener también pigmentos naturales para colorear tejidos y sustituir así los colorantes sintéticos, más contaminantes y tóxicos.
Las algas sintetizan, aparte de la clorofila, una variedad de pigmentos que les ayudan, por un lado, a capturar la energía luminosa en el medio marino, y por otro, a fotoprotegerse por ejemplo de la radiación ultravioleta; estos son los pigmentos que se están valorando en el proyecto.
El nombre del programa es Seacolors y participan el Banco Español de Algas (BEA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), el Instituto Tecnológico Textil Aitex (Alcoy, Alicante) y ALGAplus (Portugal).
Este proyecto, financiado por la Comisión Europea a través del Programa LIFE+, comenzó en 2014 y finalizará en diciembre de 2016.
El Banco Español de Algas (microalgas y cianobacterias) y ALGAplus (macroalgas) son los encargados de seleccionar y cultivar a escala de planta piloto las especies más interesantes para la obtención de pigmentos, mientras que Aitex es la que evalúa los procesos de tinción de los pigmentos en tejidos de algodón y lana, aún a pequeña escala en el laboratorio.
Creado hace más de dos décadas, el Banco Español de Algas posee en su colección 1.600 cepas distintas de microalgas, de las que un gran número muestran potencial para el uso industrial, explica a Efe Juan Luis Gómez Pinchetti, uno de sus directores científicos.
Para este proyecto, su equipo caracterizó 25 cepas de microalgas y cianobacterias, de las que escogieron ocho por sus características para crecer en cultivo y acumular pigmentos de interés.
De estas, algunas son cianobacterias productoras de ficobiliproteínas (pigmentos de color rojo y azul) y otras microalgas productoras de carotenoides (pigmentos de color naranja y amarillo).
“Hemos seleccionado una serie de especies que se pueden cultivar, que crecen bien y que son capaces de acumular altas concentraciones de pigmentos bajo condiciones controladas de luz y nutrientes”, según Pinchetti.
ALGAplus, la empresa portuguesa, ensayó con diez especies de macroalgas, de las que finalmente seleccionaron tres (‘Gracilaria’ -para pigmentos de tonalidad roja-, ‘Ulva rigida’ -tonalidad verde y amarilla- y ‘Bifurcaria bifurcata’ -tonalidad verde y amarillo/naranja-). El cultivo de éstas es también sostenible desde el punto de vista medioambiental, detalla a Efe Helena Abreu.
Una vez que esta empresa y el banco de algas producen la biomasa y extraen los pigmentos, los envían a Aitex en forma de extracto líquido o en polvo seco para que allí ensayen las posibilidades en los procesos de tinción de tejidos.
Para este año los retos son conseguir tonalidades y fijaciones de los pigmentos más intensas, optimizar la cantidad de pigmento necesaria para la tintura y extrapolar a escala industrial el proceso, de manera que resulte sostenible y viable.
Por ahora los experimentos se están haciendo a escala laboratorio, pero dentro del proyecto se busca también llegar a su demostración, por ejemplo mediante la realización de un estudio de impacto socioeconómico y medioambiental que “demuestre la rentabilidad y oportunidad de negocio”.
Los colorantes sintéticos utilizados en los procesos de coloración textil son sustancias con impacto medioambiental elevado: del total de toneladas de tintes y colorantes que se producen cada año en todo el mundo, del orden del 12 % se desechan en los efluentes provenientes de las operaciones de tintura, según Aitex.
¿Y qué pasa con los “trozos” de algas que sobran al extraer el pigmento? Se “aprovecha” toda la biomasa y no se generan residuos.
Una vez extraídos los pigmentos como producto principal, el residuo (la biomasa restante) se evalúa para la obtención de otros metabolitos.