Objetivo:
Custodiado por más de 100 minas, y enmarcado por la longevidad de sus calles empedradas y vestigios arquitectónicos, se encuentra Mineral de Pozos, lugar que ha desafiado al tiempo y a la historia. Por este sitio ha transcurrido la historia del país en calma, donde todavía se puede contemplar el manto estelar, escuchar los sonidos prehispánicos y disfrutar cada día la esencia de México.
Punto de partida: CDMX, la capital chilanga
A sólo dos y media horas de la Capital se encuentra este sitio poco conocido y lleno de magia, un pueblo fantasma que empieza a revivir narrando historias escritas durante su abandono; leyendas grabadas entre piedras, minas y casonas derruidas. Desde la CDMX debes dirigirte hacia la autopista a Querétaro, donde encontrarás diversas pausas que empezarán a dar sentido a este viaje por el tiempo.
Primera parada: Tepotzotlán, Tepeji y Querétaro: Un viaje por la colonia
El trayecto será como un viaje en reversa, desde la actualidad, pasando por el Virreinato y hasta llegar al México prehispánico. Desde la capital hacía el Bajío la ruta ofrece pausas en interesantes sitios coloniales como Tepotzotlán ccon el Ex Convento de la Natividad-, Tepeji del Río -con el Ex Convento San Francisco de Asís-, Tequisquiapan, Querétaro o hasta el mismo San Miguel de Allende, todos ellos llenos de edificios históricos. Sin embargo, una vez entrando a Pozos verás renacer la prehispanidad con más fuerza que en ningún otro lugar de la zona.
Segunda parada: Mineral de Pozos: Un recorrido a la prehispanidad
Nombrado en 1575 como Palmar de la Vega por los jesuitas, y en 1895 como Ciudad Porfirio Díaz en honor al entonces Presidente, Pozos –como se le conoce comúnmente– ha recibido durante años el mote de “pueblo fantasma” debido a los múltiples abandonos que la explotación de sus minas ha traído consigo. Un pueblo que en sus fantasmas narra historias llenas de contrastes. Hoy, nombrado y designado Pueblo Mágico, es un auténtico escenario con grandes dosis de misterio, tranquilidad y espiritualidad.
Pozos cuenta con artísticos hoteles-boutique dentro de casonas antiguas abandonadas, restaurantes de cocina internacional y de cocina tradicional prehispánica –con ingredientes como escamoles, nopales y gusanos de maguey–, lujosos spas, tradicionales temazcales y personajes de todo tipo, desde los curiosos y perdidos extranjeros hasta los orgullosos indígenas locales que dialogan con los fantasmas que en tantas épocas han dejado su huella.
Las historias de Pozos parecen estar impregnadas en las rocas de sus calles, de sus casas y de sus minas; como si las piedras todavía susurraran historias que se alcanzan a escuchar en medio de un apabullante silencio opacado sólo por el viento.
La llegada al pueblo es, en sí, escalofriante, pues después de algunas curvas entre llanos verdes empiezan a aparecer antiguos cascos de casas abandonadas, con adobe corroído, techos derrumbados y uno que otro letrero que anuncia la llegada a un pueblo fantasma. Historias de opulencia y lujo contrastan con narraciones de abandono y pobreza; relatos de guerra entre tribus y conquistadores contrastan con leyendas de tratados de paz que hoy dan nombre a la cabecera municipal de San Luis de la Paz, a la que pertenece Pozos.
Por sus cientos de minas Pozos conforma parte de la Ruta de la Plata, que recorre minas de Zacatecas, Querétaro, Aguascalientes y Guanajuato y que fuera fuente de riqueza y abundancia en la época Porfiriana. Las minas de Santa Brígida, Cinco Señores, Angustias y Triángulo, hoy permanecen abiertas a los visitantes.
La última y nos vamos: Recorre en bici un set de cine
Mineral de Pozos tiene en su periferia una de las rutas ciclistas más grandes de Latinoamérica, con 23 kilómetros situados a dos mil 670 metros sobre el nivel del mar que sumergen al ciclista en una aventura única por los cascos mineros jesuitas. Las minas que conforman parte de la Ruta de la Plata conectan los puntos en esta ciclopista, que va combinando la aventura con un sinfín de leyendas, paisajes asombrosos y sets de cine.
Éste ha sido un importante set de filmaciones, como Pedro Páramo (1967), Eréndira (1983), L´homme au masque d´or (1991), A Walk on the Moon (1999) y Deseo (2013). Todavía pueden visitarse hoy muchos de los cascos antiguos y ruinas mineras que han funcionado para enmarcar importantes películas, novelas y series; no siendo difícil encontrar a algún personaje local que relate las historias de famosos paseando por este pueblo fantasma.
Por si toda esta magia no bastara, los habitantes de Mineral de Pozos mantienen vivas las tradiciones de la antigua población Chichimeca, convirtiendo a éste en un auténtico oasis de cultura prehispánica, donde existen celebraciones como el Festival Cultural de la Toltequidad, que enarbola la identidad de la época a través de danzas tradicionales y música realizada con instrumentos como el huehuétl, el chicahuaztli, el kikixtli, y el ayótl.
Ruta: desde la Ciudad de México hasta Mineral de Pozos, Guanajuato.
Duración: dos noches.
Coche sugerido: Jaguar F-Pace.