BRASILIA. A penas doce días de iniciar su gobierno interino, el presidente provisorio Michel Temer enfrenta su primer gran escándalo. “Tiene que haber impeachment, no hay otra salida”, afirmaba en marzo el ahora ministro de Planificación, Romero Jucá, en diálogo con Sergio Machado, otro actual funcionario de Temer. Ambos hombres están investigados por el juez Sergio Moro por participar supuestamente de sobornos en Petrobras.
La escucha, que forma parte de la causa, fue difundida por el diario Folha de Sao Paulo y revela que el juicio político contra la Presidenta brasileña Dilma Rousseff fue abierto con apoyo del entonces vicepresidente Temer y de la oposición al Partido de los Trabajadores como un pacto para frenar la investigación por corrupción.
En su primera reacción pública, Jucá admitió la charla pero dijo que fue “sacada de contexto” y rechazó la posibilidad de dimitir.
“Voy a pedir una licencia de mi cargo hasta tanto la Fiscalía se manifieste sobre mi caso”, dijo Jucá tras integrar una comisión de ministros que acompañó hasta el Senado a Temer, quien sustituyó a la mandataria suspendida, Dilma Rousseff.
“Tiene que cambiar el gobierno para estancar esa sangría”, dice Juca sobre la extensión de esas investigaciones, que salpican a medio centenar de políticos de diversos partidos, y sugiere que si Temer asumiera el poder, sería posible un “pacto” para “delimitar” la acción de la justicia en torno a ese caso.
Según Jucá, el audio es real, pero fue “sacado de contexto” y transmite una “idea equivocada” de la conversación.
La validez de esas declaraciones no pasó de unas pocas horas, pues Jucá anunció su separación del cargo por la tarde, una vez que Folha de Sao Paulo reveló la totalidad del audio y no dejó dudas de que el ministro se había referido a obstruir la investigación.
El polémico audio también dotó de municiones al entorno de Rousseff, que ha calificado de “golpe” el proceso que ha llevado a separarla de sus funciones mientras se prolongue el juicio político que puede acabar con su definitiva destitución.
Jaque a la política brasileña
Legales o ilegales, las grabaciones de conversaciones telefónicas entre políticos han salido a la luz al ritmo que han avanzado las investigaciones de las corruptelas en la petrolera estatal Petrobras, por las que son investigados medio centenar de parlamentarios. Quien también fue víctima de escuchas telefónicas este año fue el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, el político más carismático de Brasil y blanco de dos investigaciones judiciales por supuesta corrupción. El presidente interino, Michel Temer, también aparece en la lista de filtraciones, aunque esta vez por un supuesto descuido.