La mala calidad de aire  en la CDMX, ocasionada por los altos índices de contaminación, propicia un mayor riesgo de salud (y requerimiento de medicamentos) en el caso de adultos mayores, niños menores de cinco años y personas con enfermedades del corazón, asma, VIH positivo, entre otros.

 

El pasado 13 mayo el titular de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), Julio Sánchez, aseguró que debido a los niveles de contaminación han aumentado los problemas de salud como asma, otitis y conjuntivitis, entre otras.

 

Al respecto, Martha Patricia Sierra, jefa del Laboratorio de Investigación en Bioquímica y Medicina Ambiental del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), señaló es factible que se incremente el malestar de las personas que padecen enfermedades respiratorias.

 

Principalmente, explicó que son propensos  a padecer un aumento en la presión  alta y, en el caso de los asmáticos, podrían aparecer crisis de asma.

 

Además de generar un incremento en el requerimiento del tratamiento: “Por ejemplo, los medicamentos de rescate para dilatar los bronquios”.

 

Sierra Vargas manifestó que tienen que estar al pendientes de los síntomas que indiquen que su enfermedad se está saliendo de control para “evitar la exposición en el periodo de contingencia o en el incremento de partículas”.

 

 

contaminantes

 

Por otra parte, Margarita Castillejos, profesora investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), explicó que cada contaminante tiene un efecto distinto en la salud.

 

“Las partículas finas tienen efecto sobre la salud con un retraso. Por ejemplo, si una persona se expone hoy, tres días después se ven las consecuencias. En algunos casos pueden ser tan graves que inclusive se produzca muerte prematura“, manifestó la especialista.

 

“El contaminante no produce todo el daño, tienen que existir otros factores como la edad, el estado de salud, la exposición”, concluyó.

 

Otros factores

 

Existen otros contaminantes en el que todavía no están claros los efectos que producen. “Más bien es combinado con el que da el ozono y otras partículas que también están en la atmosfera y pueden producir cáncer, eso cuando hay una exposición crónica de largo plazo”.