La pregunta que se hacen dentro y fuera del PRI después de la estrepitosa derrota de las elecciones del domingo pasado es: ¿quiénes son los culpables?
Unos dicen que el líder del PRI, Manlio Fabio Beltrones; otros, que los gobernadores corruptos (los de Veracruz y Chihuahua), a quienes no quisieron separar de sus cargos a pesar de las evidencias que existían y las advertencias del daño que podrían causar; unos más, que los candidatos que “se fueron por la libre” en sus campañas. No faltan quienes incluyen entre los culpables al secretario de Hacienda que impuso a un par de candidatos, y hasta el presidente Enrique Peña Nieto. ¿Y yo por qué? Podría responder.
“El Presidente no es responsable del mal desempeño de algunos gobiernos estatales: no es responsable de la falta de seriedad, de la inseguridad, de la ligereza en algunos estados… El Presidente se mantuvo respetuoso en todo el proceso, institucional, y no generó circunstancias que puedan atribuírsele en la derrota de las siete entidades donde hubo elección de gobernadores…”, dijo la secretaria general del tricolor, Carolina Monroy. ¡Y tiene razón! Apuntan los observadores políticos objetivos e imparciales.
Justo un mes antes de las elecciones del domingo pasado comentamos en este espacio: el panorama para el PRI parece medio complicado en por lo menos la mitad de los 12 estados donde habrá cambio de gobernador. En un principio, Manlio Fabio Beltrones declaró públicamente que el reto para él era ganar nueve de 12, pero a estas alturas de la competencia se ve muy difícil obtener ese marcador. Ni contratando al Piojo Herrera, quien convierte las derrotas en triunfos, se podría alcanzar, afirman los observadores políticos objetivos e imparciales.
¿Malos candidatos?, ¿campañas mediocres?, ¿estrategias políticas deficientes? Pues hay de todo. Pero vayamos por partes, por aquellos estados donde el tricolor podría salir descalabrado.
En Puebla, Veracruz y Oaxaca, los priistas no han sabido cómo contrarrestar la estrategia del gobernador Rafael Moreno Valle, quien en la elección del 5 de junio se juega el boleto para “la grande” de 2018, por lo que ha conformado un equipo de “truchimanes” políticos que encabeza Diódoro Carrasco, ex secretario de Gobernación en el “viejo PRI” y actual secretario de Gobierno de Puebla, y el “chivo en cristalería”, Javier Lozano Alarcón… Lo más probable, dicen los que saben, es que Moreno Valle, sus “truchimanes” y su candidato a la gubernatura, Antonio Gali Fayad, “coman pichón”, bueno, pichona, el próximo 5 de junio, pues la candidata del PRI, Blanca Alcalá, nada más no levanta el vuelo. Ambiciosos como son aquéllos, quieren extender su dominio político a Veracruz, con Miguel Ángel Yunes Linares, quien fue asesor en materia de seguridad cuando Carrasco pasó por la Secretaría de Gobernación... En Quintana Roo, el equipo de los “camoteros” le ofreció todo tipo de ayuda al candidato de la alianza PAN-PRD, Carlos Joaquín. El multicitado grupito pretende capitalizar los posibles descalabros del PRI en otras entidades como Aguascalientes, en donde la “seño Lore” sigue “sin dar color”; Chihuahua e, incluso, Tamaulipas, agregábamos el 4 de mayo.
Ninguna de las casas de apuestas se acercaron al escenario que planteamos un mes antes de las elecciones, el cual se dio el domingo pasado. ¿Ah, verdad?
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