Estamos a unas horas de conocer la decisión de la Reserva Federal de EU (Fed). Como hemos venido comentando, la probabilidad en el mercado para un aumento en la tasa de interés es de 2%, derivado de la desaceleración en la creación de empleos y del sector servicios, teniendo ya el crecimiento anual negativo en la producción industrial.

 

Los mercados se han visto nerviosos y con inercia de baja. Si la economía estadunidense tiene un crecimiento inferior a 2.0% anual, la valuación en algunos múltiplos del mercado se va encareciendo y no hay valor añadido para que en este momento las bolsas regresen y alcancen su zona máxima histórica.

 

El PIB, al primer trimestre del año en su segunda revisión, marca un crecimiento de 0.8%, el menor incremento trimestral desde abril de 2015.  La inflación tanto al productor como al consumidor se mantiene en rangos más estables, a pesar de la recuperación en los precios del petróleo y por debajo del objetivo de 2.0% de la Fed. Indicadores de confianza muestran incertidumbre sobre el posible aumento en las tasas de interés en estos meses, teniendo como riesgo algunas compras de bienes durables como autos y vivienda a plazos.

 

Quizá el punto importante vendrá en el comunicado y en las previsiones de crecimiento e inflación, en donde una baja en los estimados implicaría riesgo de valuaciones de empresas y debilidad del dólar, afectando la rentabilidad de los ahorradores. Al contrario, una confirmación o mejora de los estimados actuales impulsaría al billete verde, pero no estamos tan seguros de las bolsas.

 

El refugio en las tasas de interés ha llevado a los bonos del tesoro a niveles similares de febrero pasado. Aquí, ante una probabilidad de 2.0%, ¿habrá otro momento oportuno ante la carrera presidencial ya oficial de candidatos de los partidos a finales de julio?, ¿no podría ser la teoría de opinión contraria?

 

No obstante, el riesgo por el Brexit seguramente generará que los bancos centrales sean conservadores en esta ocasión, ya que una “salida” (aunque la veamos como ilógica y poco viable) ocasionaría un movimiento de flujos muy fuerte y una distorsión en el movimiento de divisas y mercados tanto de deuda como de capitales.

 

El peso, en niveles de alto riesgo

 

Nuestra moneda ha registrado una depreciación acelerada desde mayo pasado sin que ninguna divisa relacionada como emergente presente la depreciación que tenemos de 10%.

 

El indicador de depreciación móvil del peso nos indica la cercanía de alguna acción por parte de la Comisión de Cambios, el Banxico o la SHCP que pudiera intentar calmar la salida de tenencia de extranjeros y en donde estarán recibiendo pagos de intereses en bonos gubernamentales.

 

También pudiera darse algún evento internacional que ayude a reducir la presión de la moneda. El hecho es que esperamos más pronto que tarde una decisión que apoye a nuestra divisa a un regreso hacia los 18.10 como su mínimo reciente, por lo que arriba de 19.12 técnicamente lo vemos de “alta especulación”. Recordemos que su máximo histórico está en 19.44 a nivel interbancario.