El gobierno mexicano está “avanzando en la dirección correcta” en sus esfuerzos para combatir el flujo de heroína hacia Estados Unidos, país que atraviesa su mayor “crisis” de adicción a esa droga en más de 60 años, aseguró hoy un alto funcionario estadounidense.

 

“Soy bastante optimista sobre esto. Nuestro diálogo con México es muy bueno. De hecho, estamos hablando de los temas adecuados. El Gobierno mexicano está, de hecho, avanzando en la dirección correcta”, dijo en una conferencia de prensa el secretario de Estado adjunto de EU para narcóticos y seguridad, William Brownfield.

 

“Tenemos que cambiar de un enfoque centrado en la cocaína a otro centrado en la heroína, y es lo que estamos haciendo”, apuntó el funcionario, al recordar que, en la última década, el consumo de la primera droga ha decaído un 50 % en EU, mientras que el de la segunda ha aumentado un 200 % en los últimos cinco años.

 

Eso requiere también cambiar el esquema geográfico de trabajo, dado que mientras que la cocaína se produce en la región andina y debe pasar por Centroamérica para llegar a EU, la mayor parte de la heroína que consumen los estadounidenses “se cultiva y produce en México”, recordó Brownfield.

 

“Nuestro reto es asegurar que tenemos una buena coordinación a medida que ambos tratamos de hacer lo que sabemos que debemos hacer, que en el caso de EU es gestionar la demanda y los temas de tratamiento y rehabilitación”, indicó.

 

“Y en el lado mexicano, es afrontar el suministro, el cultivo y la producción de heroína, así como el envío y transporte hasta la frontera y a través de la frontera”, agregó.

 

Destacó además que el mayor problema es el fentanilo, una sustancia entre 30 y 50 veces más poderosa que la heroína y que se produce sobre todo en China pero entra en Estados Unidos en su mayoría “a través de México, donde se mezcla y combina con la heroína”.

 

“Es el fentanilo lo que nos está matando a decenas de miles (de estadounidenses) cada año, no tanto la heroína”, subrayó.

 

Brownfield defendió además el éxito de la política de seguridad estadounidense en el triángulo norte de Centroamérica, seis meses después de que el Congreso aprobara 750 millones de dólares para programas destinados sobre todo a Honduras, El Salvador y Guatemala.

 

“En los lugares que hemos identificado como prioritarios y hemos desplegado nuestra estrategia, los homicidios han bajado”, aseguró.

 

“Todo el Gobierno de Guatemala ha sido reemplazado. En Honduras, una gran parte de la Policía nacional ha sido purgada debido a la corrupción. Y más de 60 mil jóvenes guatemaltecos, hondureños y salvadoreños han pasado por lo que llamamos el programa de Educación y Formación para resistir a las Pandillas”, añadió Brownfield.

 

Ese programa, conocido por sus siglas en inglés GREAT, ofrece a jóvenes vulnerables “protección del reclutamiento por parte de las pandillas”, mediante educación y entretenimiento, precisó. |JMS