El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) coincidió en parte con el diagnóstico de la CNDH de que el normalista Julio César Mondragón Fontes murió por un traumatismo craneoencefálico; sin embargo difiere en que se atribuya solo a animales carroñeros el desprendimiento en piel del rostro, lo que aseguran no se puede determinar.

 

Los expertos argenintinos mantienen la sospecha de que Mondragón Fontes fue desollado no solo por animales sino también por instrumentos cortantes.

 

En un comunicado difundido a través del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Prodh Juárez, el equipo forense argentino indicó que la causa de muerte por traumatismo es similar a la obtenida por la PGJ de Guerrero en su primera autopsia.

 

Señalan que el normalista sufrió antes de morir “un alto número de lesiones” que escenifican una golpiza severa con múltiples impactos en zonas vitales como tórax y el cráneo.

 

“Sin embargo, durante este segundo examen se documentaron un número considerablemente mayor de traumatismos en tejido óseo y en tejido blando y se realizó una descripción más profunda sobre las lesiones y su origen especialmente en cara, cráneo, cuello y tórax”, dice el texto.

 

Sobre la presencia de tortura, detallan, las fracturas en cráneo ocurridas alrededor del momento de la muerte observadas en este segundo examen fueron severas y abarcaron especialmente el lateral derecho, base de cráneo, área posterior y fragmentación masiva en cara.

 

“En el tórax en particular se registró un número más alto de fracturas de costillas. En la autopsia inicial se señaló la presencia de dos costillas fracturadas mientras que en el segundo examen pudieron documentarse por lo menos 12 costillas fracturadas”.

 

En este segundo examen, el EAAF encontró fracturas en dos vértebras dorsales y en una vértebra lumbar que no se habían reportado anteriormente.

 

“La autopsia inicial reportaba lesiones en pulmones, cerebro y abdomen; en la segunda autopsia el EAAF documentó hemorragias en regiones similares (cerebro, pulmones, omentum -peritoneo adyacente a estómago- e intestino y posible daño en uno de los riñones), describiéndolas con mayor amplitud”, detalló el texto.

 

Abundó que todas estas lesiones ocurrieron en circunstancias alrededor de la muerte y son de origen contundente (a diferencia de heridas cortantes o por proyectil de arma de fuego) y que no se encontraron lesiones compatibles con el paso de proyectil de arma de fuego.

 

Consideró que a través de este segundo examen se ha ampliado considerablemente la información sobre el homicidio de Julio César Mondragón, especialmente en lo que hace a las circunstancias de su muerte, permitiendo contestar las preguntas de la familia.