Contrario a muchas situaciones en el futbol la primera impresión no siempre cuenta; de hecho casi siempre dice poco, por eso generar un pronóstico basado en noventa minutos de futbol resulta subjetivo.
Equipos duros de pretemporada con demasiadas incrustaciones y en algunos casos con ideas completamente nuevas que toman tiempo en ser asimiladas y plasmadas en el terreno de juego.
Nuestro futbol requiere de más jornadas para poder establecer que las plantillas conformadas están al nivel de las exigencias y las expectativas, porque sucede que en una Liga como la nuestra se puede hacer mucho con poco y casi nada con planteles forrados de dólares. Es tan pareja e irregular que casi todos los escenarios son posibles, por ejemplo, quien imaginaba hace veinte años o más, que después de una medalla de oro olímpica, dos campeonatos mundiales Sub 17, representaciones muy dignas en Copas del Mundo en casi todas las divisiones (incluyendo mujeres); que después de tener pruebas reales del crecimiento del futbolista mexicano en todos niveles incluyendo el número de jugadores nacionales en el extranjero, los directivos darían una puñalada por la espalda dando vía libre a los no nacidos en México a tal grado que hoy son mayoría.
Y no se trata de defender solamente la nacionalidad, se trata de debatir la capacidad y el talento de quien llega al futbol mexicano. La idea original de aceptar jugadores foráneos era incrementar la calidad y el nivel de espectáculo; se trataba de ser selectivos y analíticos para contratar verdaderos refuerzos, pero hoy la formula esta invertida, ahora la prueba es para el mexicano, y la lucha tiene frentes distintos ya que hoy es el mexicano el que intenta quitarle un puesto al extranjero; y es mentira establecer que contratar jugadores de otros países es más barato; pregúntenle a Pachuca cuánto cuesta invertir con seriedad y como llega esto a ser un negocio. Claro, ahí el dinero es del club y solamente del club, y lo que muchos buscan es una compra que deje para todos: directivo (s), promotor (es), club y, en el último de los casos el jugador.
Irrita ver alineaciones con 15 o 16 no nacidos en México, irrita la desconfianza que se le tiene al futbolista mexicano, irrita que se busque el dinero fácil. Irrita escuchar que ahora es el futbolista mexicano el que debe arrebatarle un lugar al extranjero. E insisto, no hablo de banderas, sino de capacidad, misma que no todos los disque refuerzos tienen.
Quienes han decidido respaldar esta iniciativa serán los mismos que en unos años, no muchos, fungirán como testigos de honor de los posibles tropiezos y fracasos de la selección nacional en todas sus categorías, y entonces lo mismo de siempre entrenadores que van y entrenadores que vienen.