Para Señor Pago, la “última milla” de la inclusión financiera está representada por los varios millones de mexicanos, principalmente en zonas rurales, quienes aún utilizan los teléfonos móviles básicos y además son beneficiarios de programas sociales.

 

Es en este segmento en el cual se propone incursionar después de iniciar operaciones hace tres años con un sistema que permite hacer cobros con tarjeta de crédito o débito a pequeños negocios como tiendas de abarrotes, así como a vendedoras multinivel, taxistas, quienes carecen de una cuenta bancaria o no están dados de alta en Hacienda.

 

El ecosistema es simple, explica Pablo González, uno de los fundadores de la startup. Sólo se requiere una pequeña terminal conectada al dispositivo móvil, smartphone o tableta, ya sea Android o iOS, y una aplicación que se descarga en el teléfono; el cliente introduce la cantidad a cobrar, desliza la tarjeta y el pago se traslada a una cuenta de Señor Pago o de una institución financiera.

 

El negocio que inició como startup cuenta ya con 22 mil clientes y tras recibir a principios de 2016 una inyección de capital de un fondo de Singapur logró ampliar su oferta. Ahora, su plataforma permite no sólo realizar cobros, también hacer recargas de tiempo aire y transferencias de dinero vía SMS, que el receptor puede utilizar para hacer compras de manera inmediata en algunas tiendas de conveniencia.

 

Es precisamente esta plataforma la que pondrá a funcionar en fase piloto a partir de agosto para la dispersión de 16 millones de pesos a unos 100 mil beneficiarios de un programa público para la compra de útiles escolares y zapatos.

 

Los receptores recibirán vía SMS la transferencia y el “dinero digital” podrá ser usado para la compra de útiles escolares y zapatos en una red de mil comercios afiliados.

 

Aunque no precisó la entidad donde iniciará el programa piloto, Pablo González aseguró que los beneficios radican en que bajo este esquema el costo de operación se reduce de manera considerable.

 

El celular clásico

 

98% de la población económicamente activa en las zonas rurales aún no utiliza un Smartphone, asegura Pablo González.