Un asesinato con sello del Estado Islámico, con un cura católico de rodillas frente al altar, y decapitado por dos jóvenes que filmaron la escena, es la última de las barbaries reivindicada por el grupo terroristas. Esta vez fue en una pequeña iglesia del siglo XVI en St. Etienne de Rouvray, donde el Padre Jacques Hamel, de 86 años daba la misa a las 9:30 de la mañana. Frente a él estaba una monja y una congregación de cuatro fieles a quienes los dos hombres armados con cuchillos y con falsos artefactos explosivos tomaron como rehenes.

 

Después de matar a cuchilladas al párroco y de dejar malherido (aunque no se teme por su vida) a otro anciano también de 86 años, los dos terroristas salieron de la iglesia gritando “Alahu akbar” (Dios es el más grande) y fueron abatidos por la policía, relató el fiscal François Molins.

 

Molins, que como responsable de la Fiscalía de París -la única de Francia con competencias en materia terrorista- dirige la investigación, señaló que esa acción ha sido reivindicada por la organización yihadista Estado Islámico.

 

La hermana Danielle, que consiguió huir en el momento en que los hombres atacaron al sacerdote, tras lo cual pudo dar el alerta a una persona que circulaba en coche, explicó a la emisora “RMC” cómo los criminales ordenaron a los cinco presentes agruparse en torno al altar, forzaron a Hamel a arrodillarse y cómo “allí comenzó el drama” cuando el sacerdote intentó defenderse.

 

“Se grabaron en vídeo. Dieron una especie de sermón en torno al altar en árabe. Fue horroroso”, dijo.

 

Molins dijo en una comparecencia ante la prensa que se ha identificado a uno de los dos terroristas como Adel Kermiche, un joven de 19 años originario del mismo departamento donde se produjo el atentado, que estaba en libertad bajo control judicial después de haber sido imputado en dos ocasiones en 2015 por intentar ir a Siria para integrarse en grupos yihadistas.

 

Kermiche estuvo encarcelado tras su segunda tentativa, cuando fue detenido en Turquía en mayo del pasado año y devuelto a Francia, pero hace unos meses un juez decidió que podía salir en libertad bajo control judicial con una pulsera electrónica para supervisar sus movimientos.

 

En concreto, no podía viajar fuera de su departamento de Sena Marítima con capital en Ruán, sólo podía salir de la casa de sus padres por las mañanas de lunes a viernes y por las tardes los fines de semana y tenía que fichar en comisaría todas las semanas.

 

Un menor de 17 años originario de Argelia, hermano de un hombre que se cree que está en Siria o Irak en las filas del Estado Islámico, ha sido detenido por su presunta vinculación con los dos terroristas.

 

Doce días después de la masacre de Niza, el presidente francés, François Hollande, que acudió al lugar de los hechos, recordó que la amenaza terrorista “sigue siendo muy elevada”, porque su país está ante una organización que le ha declarado una “guerra que hay que librar por todos los medios, pero respetando las leyes”.

 

A las siete de la tarde hora francesa, todas las campanas de las iglesias de Francia sonaron en homenaje al Padre Jacques . Para responder al horror con unidad, en una Francia acosada y con su población con miedo.

 

Nada nuevo para el extremismo

 

Luego del cruel asesinato de Jacques Hamel,  los recuerdos de un episodio similar resurgieron en los diarios del mundo. Se trata del padre franciscano François Murad, quien fue asesinado por el grupo el 23 de junio de 2013 en Gassanieh, en el norte de Siria, ante una multitud de fieles. El video de su decapitación fue posteriormente publicado en internet.