CRACOVIA. Católicos mexicanos pagaron hasta 80 mil pesos (cuatro mil 253 dólares) para costear su viaje a Polonia y participar así en las actividades de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Cracovia, que es encabezada estos días por el Papa.

 

Entrevistados por Notimex, mientras esperaban la llegada de Francisco a uno de sus actos multitudinarios en el Parque Blonia de esta ciudad, algunos muchachos y muchachas contaron los esfuerzos que debieron cumplir para hacer realidad su viaje.

 

“La mayoría hicimos rifas, incluso rifaron una camioneta, varios se juntaron para hacer galletas y las vendían, vendieron comida como tamales, churros, gorditas, pasteles. Pero también tuvimos el apoyo de nuestros papás, la verdad”, contó Sara Pérez, una joven de 23 años originaria de Guanajuato.

 

Ella llegó hasta Cracovia como parte de un grupo de 110 peregrinos que se contactaron a través de las redes sociales y decidieron viajar todos juntos para aprovechar al máximo la experiencia.

 

Procedentes de Querétaro, Celaya, Irapuato, Guanajuato y la Ciudad de México, todos pertenecen a movimientos católicos y templos distintos. Incluso varios de ellos no se conocían entre sí, antes de iniciar su periplo.

 

“Por nuestro interés de venir a la jornada creamos un grupo en Facebook y poco a poco fue creciendo, así se enteraron algunos desde hace un año y medio. Tenemos varios responsables y contratamos una agencia de viajes que ofreció los paquetes”, explicó Alejandro Cárdenas, capitalino de 22 años.

 

Para él esta no fue la primera experiencia, ya viajó a la jornada que encabezó Francisco en Río de Janeiro a mediados de 2013, pocos meses después de ser elegido Papa. Unos estuvieron en Madrid, en 2011, pero otros nunca habían vivido algo igual.

 

El grupo se organizó para permanecer en Europa 28 días. Llegó a Polonia unos 10 días atrás para vivir la “pre-jornada”, durante la cual fue recibido en una localidad ubicada a tres horas de Cracovia.

 

Los peregrinos mexicanos, como muchos de diversas partes del mundo, fueron hospedados gratuitamente gracias al apoyo de los organizadores de la JMJ. Como respuesta, en pequeñas comitivas ellos se sumaron a voluntariados diversos, por ejemplo la asistencia a casas hogar o asilos.

 

Esto les permitió ahorros consistentes en la primera parte del viaje. Tampoco gastaron hospedaje en Cracovia, donde otras familias – coordinadas por la Iglesia católica – les dieron asilo.

 

Terminada la JMJ, el próximo domingo 31 de julio, continuarán su viaje con una “post-jornada”: dos semanas en las cuales tienen intención de conocer Alemania, Croacia, República Checa e Italia, incluyendo una etapa en Roma y el Vaticano.

 

“Es mucho más fácil cuando viajamos unidos que si viene alguien por su cuenta”, aseguró Delia González, del estado central de Querétaro, de 22 años de edad, también parte de ese grupo.

 

A decir de estos jóvenes, el ambiente festivo que se genera en torno a la jornada vale la pena el oneroso gasto económico, los kilómetros recorridos, los problemas de comida, el cansancio y el mal clima que acompañó su peregrinar en estos días.

 

Es más, mientras respondían la entrevista estaban cubiertos con largos ponchos de plástico que los protegían de una fina y molesta lluvia, puntual compañera de las tardes polacas.

 

“La verdad no hemos comido bien en estos días pero no importa, tenemos los vales que nos dieron los organizadores y lo único malo son las colas enormes que se forman pero fuera de eso está bien. Una hora y media o dos para comer. Somos muchísimas personas”, reconoció Alejandro Cárdenas.

 

No obstante, restó importancia a las privaciones y destacó los aspectos positivos. “Le caemos bien a los otros países, cuando escuchan México nos echan porras, nos piden el sombrero, somos un país al que todos tratan bien”, añadió.

 

Tampoco consideraron un problema las barreras lingüísticas. En esta JMJ se inscribieron más de 350 mil asistentes de 187 países distintos; los mexicanos suman unos siete mil. “La mayoría habla inglés, si no con señas, como podamos entendernos”, señaló Delia González.

 

Los tres coincidieron en indicar que buena parte de su motivación proviene de la compañía del Papa Francisco, de quien destacaron sus “ganas de cambiar el mundo e impulsar a los jóvenes a ser mejores personas cada día”.

 

“Es una experiencia increíble que nos deja marcados para toda la vida y como nos está encantando pensamos venir a las futuras. Sin importar la lluvia, no es nada”, subrayó Sara Pérez.

 

Cárdenas concluyó con un consejo: “A cualquier joven de México le recomendaría mucho que vaya a una jornada, que es una experiencia inolvidable, haces amigos de todos los países cada día y lo más importante es que creces, tu nivel de espiritualidad y acercamiento con Dios se multiplica por mil, el encuentro con el Papa es increíble”.  dmh