Se fueron en medio del repudio generalizado de los militantes y dirigentes del PAN, que los culparon, entre otras cosas, de la estrepitosa derrota electoral del 1 de julio de 2012.

 

Millones de mexicanos que se sintieron agraviados por un gobierno que no supo, no pudo o no quiso enfrentar y comenzar a resolver los grandes problemas nacionales –pobreza, corrupción, desempleo, inseguridad y violencia– ya los juzgaron.

 

El escaso capital político que tuvo el jefe de la “famiglia feliz” al principio de su sexenio lo empeñó en una fallida apuesta: declarar la guerra al narcotráfico, sin importarle el altísimo costo de vidas humanas y la imposibilidad de lograr una victoria en la que solamente él creyó. Nunca atendió ni entendió las repetidas llamadas de atención, sugerencias, recomendaciones hasta exigencias que le llegaban de todos lados para que modificara su estrategia bélica –si es que alguna vez la tuvo– y para que no comprometiera a más fuerzas armadas del Estado en enfrentamientos que no exterminarían a la delincuencia organizada y desorganizada.

 

La obra de gobierno que realizó su administración –escasa, pero innegable– quedó reducida a un segundo término por su necedad y sordera política frente a otras opiniones; colérico ante críticas e increíblemente convencido de que en las políticas públicas no había más ruta que la suya.

 

Felipe Calderón tuvo que soportar un plus negativo que no le perdonan los panistas: abrir en 2012 la puerta de Los Pinos al mismo partido que su antecesor expulsó de la Residencia Oficial en el año 2000. Fueron pálidos los ataques que recibió el segundo ex Presidente panista por parte de la sociedad civil en general, frente a los que le prodigaron sus enfurecidos correligionarios.

 

Después de estas reflexiones, los perplejos preguntan: ¿con esas credenciales Felipe Calderón quiere regresar a Los Pinos en 2018, escondido en las enaguas de su esposa Margarita Zavala?, ¿creen los émulos de la “Familia Burrón” que los panistas ya olvidaron los agravios que les asestaron durante todo el sexenio Don Regino y Borola Tacuche?, ¿creen que los panistas van a perdonarles (a la parejita) que hayan regresado a Los Pinos en 2012?, ¿creen que la sociedad ya olvidó que la administración calderonista fue un fracaso?

 

Si eso creen, pues qué cínicos, sinvergüenzas, corruptos mentales...

 

Agenda previa

 

Integrantes de la primera generación de agroyuppies manifiestan su beneplácito porque el secretario de Agricultura, José Calzada Rovirosa, parece haber tomado muy en serio el combate a la corrupción en Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (ASERCA), organismo al que Baltazar Hinojosa, candidato perdedor del PRI a la gubernatura de Tamaulipas en la elección del 5 de junio pasado, le hizo un agujero de siete mil 500 millones de pesos, de los que, por cierto, nadie ha querido explicar a qué bolsillos fueron a parar. Por supuesto que no a los de los productores. Bueno, el beneplácito de aquéllos es porque Calzada ya se deshizo de un par de funcionarios que tenían las uñas bastante largas, y dicen que va por otros. Recientemente, el secretario nombró como coordinador general de Promoción Comercial y Fomento a las Exportaciones de dicho organismo a Manuel Pozos, quien, dicen los que lo conocen, está hecho a pruebas de “cañonazos”. A ver si puede limpiar la cloaca, y convertir a esa área en un verdadero apoyo a los productores mexicanos que son orgullo de este país. ¡A ver si como ronca, duerme!

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