La noche del lunes 29 de septiembre, Polanco se convirtió en escenario de un ataque armado que terminó con la vida de Miguel Ángel de la Mora Larios, mejor conocido como Micky Hair.
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El estilista de 28 años, originario de Jalisco y dueño del exclusivo salón ubicado sobre la avenida Masaryk, fue interceptado a las puertas de su negocio cuando hombres armados lo sorprendieron y le dispararon en repetidas ocasiones.
De acuerdo con reportes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), dos sujetos viajaban a bordo de una motocicleta, uno de ellos descendió, se acercó al joven y accionó el arma directamente contra él.
Tras la agresión, ambos escaparon en el mismo vehículo. Vecinos y transeúntes escucharon al menos cinco detonaciones alrededor de las 22:00 horas, lo que generó alarma en una de las zonas más exclusivas de la capital.
Paramédicos llegaron minutos después, pero nada pudieron hacer, Miguel Ángel ya no presentaba signos vitales. Policías capitalinos acordonaron el área y dieron aviso a la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, que abrió una carpeta de investigación por homicidio doloso. Como parte de las primeras diligencias, agentes revisan las cámaras de videovigilancia de la zona y recaban testimonios de posibles testigos.
El alcalde de Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe, aseguró que el caso no corresponde a un asalto, sino a un ataque directo contra el joven empresario. Hasta ahora, las autoridades no han informado sobre detenciones ni sobre el posible móvil del crimen.
El legado de Micky Hair
Miguel Ángel de la Mora había construido una sólida trayectoria en el mundo de la belleza; con más de 170 mil seguidores en redes sociales, el joven estilista se convirtió en referente de lujo y estilo entre celebridades e influencers. Su salón, Micky’s Hair, contaba con dos sucursales: una en Polanco y otra en Puerta de Hierro, Zapopan.
En sus instalaciones se dejaron ver artistas como Ángela Aguilar, Kenia Os, Natalia Dupeyrón, Priscila Escoto y Regina Peredo, quienes confiaban en su talento para transformar su imagen. El propio Micky compartía en redes no solo su trabajo como colorista y estilista, sino también dinámicas en las que ofrecía experiencias de belleza valuadas en cientos de miles de pesos.
Tras confirmarse su asesinato, amigos, clientas y seguidores inundaron las redes sociales con mensajes de despedida y llamados de justicia. La indignación creció en la comunidad de la moda y la belleza, que lamenta la pérdida de un joven que logró abrirse paso en un sector competitivo y conquistar a la élite artística mexicana.
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Mientras la investigación avanza, el crimen de Miguel Ángel de la Mora deja un vacío entre quienes lo conocieron como estilista, empresario y amigo. Su historia, marcada por el ascenso meteórico en el mundo de la belleza, ahora se entrelaza con la violencia que azota incluso a las colonias más exclusivas de la capital.