Ubicado en Iztapalapa, el Cerro de la Estrella fue un espacio sagrado donde los antiguos mexicanos celebraban cada 52 años el nacimiento del nuevo sol o “fuego nuevo”, que en la cosmogonía indígena representaba el triunfo de la luz sobre la oscuridad y podía así continuar la vida para los habitantes de la Tierra.
Actualmente, el centro ceremonial es lugar de esparcimiento para las familias que disfrutan del paisaje y de una espectacular vista de la gran Ciudad de México.
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