Hay veces en las que el mariachi llora, grita o de plano se calla. Lo último -por desgracia- ha sido lo más recurrente desde hace casi un año que se declaró la emergencia sanitaria por el Covid-19.
Lugares emblemáticos de expresión para la música popular mexicana, como la Plaza Garibaldi, se han silenciado ante la falta de visitantes por las restricciones para realizar reuniones o festejos multitidinarios, a fin de evitar contagios.
Sin embargo, como salidos de la nada, los violines, las trompetas y las guitarras comenzaron a sonar justo en el corazón de la gran ciudad: el Centro Histórico.
La lente de 24 HORAS captó a mariachis ofreciendo canciones en la esquina de Corregidora, a un costado de Palacio Nacional.
Aprovechando el Semáforo Epidemiológico Naranja, estos músicos pidieron cooperación a los paseantes para paliar, al menos un poco, la crisis provocada por la pandemia.
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