Termina la Semana Santa y detrás quedan días de ocio, diversión y aventura en la playa, la montaña o simplemente casas con alberca y grandes jardines de los que los capitalinos que salen de la ciudad disfrutan en sus vacaciones.
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Es domingo y desde Lomas de Cocoyoc, Acapulco, las Grutas de Tolantongo, Veracruz y otros destinos relativamente cercanos, comienzan los preparativos desde temprano para volver a la Ciudad de México.

Ropa, juguetes, inflables y artículos de higiene personal vuelven a entrar a las maletas porque hay que salir temprano para evitar, en lo posible, el tránsito pesado al volver a la capital del país.
Las entradas a la CDMX
Pero, pese a cualquier precaución tomada, el caos vial es inevitable, ya sea llegando por el sur, en la autopista México-Cuernavaca, que por el Norte, en la México-Pachuca, que al Este, en la México-Puebla, o al Oeste, en la México-Toluca.
“Checate X, a ver si ocurrió un accidente”, le dice Gregorio a su esposa mientras sus dos hijas y su nieta dormitan en la parte trasera de la camioneta.

“Pues sí, pero detrás de nosotros, hubo hasta muertos, aquí deben estar arreglando algo”, le contesta la mujer, mientras el automóvil circula a vuelta de rueda en la México-Puebla, antes de convertirse en la Avenida Ignacio-Zaragoza, al Oriente de la ciudad.
Al otro lado de la urbe, en la México-Cuernavaca, la situación no es diferente, pues Caminos y Puentes Federales reportaba a las 17:00 horas más de 18 kilómetros de vehículos en fila para ingresar a la Ciudad de México.
Al tránsito de quienes regresan a salvo se suman los múltiples incidentes que a diario se registran en las carreteras y autopistas del país, afectando la circulación en todas las entradas de la capital:
“Reducción de carriles por atención de accidente (choque por alcance múltiple). Maneja con precaución”; “reducción en carriles centrales y laterales por atención a incidente (reacomodo de muro)” y “reducción de carriles por atención de accidente (incendio de vagoneta)”.
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Con la caída de la noche, los últimos capitalinos en llegar descansan unas horas previo a volver a sus labores, escuelas o actividades cotidianas, a las que ya no deberán sumar el caos vial de volver a la ciudad, sino el caos normal de habitar en ella. Poniendo así fin a sus vacaciones.
