Con los 120 cementerios de la ciudad cerrados a los visitantes y cercados por policías debido a la pandemia de Covid-19 (con el objetivo de evitar aglomeraciones y posibles contagios) hubo quienes no pudieron visitar a sus muertos este año.
Sin embargo, las ofrendas en casa permitieron recordar a los seres queridos que ya partieron y mantener viva la llama de una tradición mexicana que no morirá nunca.
Cabe destacar que para la vigilancia de los panteones la Secretaría de Seguridad Ciudadana destinó a tres mil policías y 700 vehículos.
LEG
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