No hay que exponer muchos ejemplos para ilustrar que los abusos en contra de los consumidores son una práctica extendida en el país. Alentada por la concentración en los mercados de consumo y tolerada y coparticipada por las autoridades que deben impedirlos, el abuso en la prestación de servicios y venta de bienes también encuentra tierra fértil en la muy frecuente pasividad e ignorancia de los propios consumidores para exigir sus derechos.

 

Le doy algunos ejemplos con los que probablemente se haya identificado:

 

1. ¿Sabía usted que si un cliente le pide a la telefónica dominante, Telmex, no incluir la publicación de su número telefónico en la sección amarilla, la telefónica hará un cargo de 13 pesos mensuales en el recibo telefónico bajo el argumento de que el cliente solicitó contar con un “número privado”? ¡El colmo! En México el consumidor debe pagar a la empresa telefónica para evitar que ésta publique el número telefónico del cliente.

 

2. ¿Qué autoridades regulan a las grandes cadenas de cines como Cinépolis, Cinemex o Cinemark que al interior de sus establecimientos imponen su propia ley a los consumidores de refrescos y botanas: Al prohibir el acceso de alimentos a sus establecimientos y firmar acuerdos de exclusividad con ciertas marcas, restringen la elección del consumidor e imponen precios exorbitantes en relación al mercado?

 

3. ¿Sabe usted que algunos bancos han implementado opciones confusas y engañosas para sus clientes en las redes de cajeros automáticos a fin de que éstos terminen por realizar donaciones a diversas causas que promueve la banca, sin que si quiera el cliente se percate que lo hizo? ¿Quién vigila y responde ante el consumidor por ello?

 

4. ¿Sabe usted que a pesar de las leyes promulgadas y de las autoridades designadas para vigilar y sancionar, cientos de grandes empresas siguen comercializando los datos particulares de sus clientes quienes se ven “bombardeados” diariamente, en sus propios domicilios vía telefónica, por impertinentes vendedores de todo tipo de productos y servicios? Pareciera ser que no hay ley, ni autoridad que lo impida en el México “de carne y hueso”.

 

5. ¿Sabe usted que en algunos programas de fidelidad que ofrecen cadenas comerciales, líneas aéreas, tarjetas de crédito, restaurantes, entre otros giros de establecimientos, se cometen verdaderos abusos con los clientes, al modificar en un corto plazo los términos del programa a favor de la empresa, negando los beneficios o encareciéndolos de tal manera que el cliente deba renunciar a ellos? Otra vez nos preguntamos, ¿y quién responde por ello ante los consumidores?

 

6. ¿Sabe usted que cientos de trabajadores en conflicto laboral con sus empresas caen en manos de “despachos de abogados laborales” que son unos verdaderos delincuentes porque “fabrican hechos” en las denuncias que presentan ante la Junta Laboral de Conciliación y Arbitraje bajo la premisa de que nunca serán demandados penalmente? Siendo ésta una práctica recurrente y ampliamente conocida en el medio de los abogados ¿qué gremio o autoridad vigila y sanciona estas prácticas de abuso y corrupción?

 

Los malos ejemplos abundan, pero afortunadamente ha crecido en los últimos años el número de organizaciones civiles de apoyo a los derechos del consumidor y, con éstos, el fortalecimiento de las leyes y autoridades para su defensa. Con todo, la tarea es titánica.

 

samuel@arenapublica.com | @SamuelGarciaCOM | www.samuelgarcia.com

 

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