¿Cuáles son las diferencias entre las “alianzas políticas pervertidas, casi gays” –Óscar Levín Coppel dixit hace cinco años– que el PAN, el PRD y el PT formaron para participar en las elecciones de 2010 y las que los mismos partidos quieren hacer para los comicios de 2016?
¡Pues no hay ni a cuál irle porque son iguales!, responden los observadores políticos objetivos e imparciales. Todas las alianzas electoreras son perversas porque buscan, exclusivamente, sumar votos sin tomar en cuenta plataformas ideológicas, declaraciones de principios y programas de acción de los partidos que las forman. Lo peor de todo es que al electorado mexicano parece que le da lo mismo entregar, por ejemplo, su voto al PRI y de pilón al Partido Verde o a Nueva Alianza, valiéndole gorro las diferencias entre esos partidos... que alguna diferencia habrá, ¿o ya ni eso?
Por cierto, el dirigente nacional del PRI calificó no hace mucho como "alianza antinatura" la del PRD con el PAN, pero se quedó calladito cuando el partido que hoy encabeza se alió con el Verde en las recientes elecciones intermedias, con el único propósito de tener mayoría en la Cámara de Diputados.
Así pues, podríamos decir que las diferencias entre las alianzas de 2010 y las que se preparan para 2016 son nada más de forma, pero el fondo sigue siendo el mismo. Hace cinco años, por ejemplo, las “alianzas antinatura” PAN-PRD-PT fueron sugeridas por el dirigente del Partido Acción Nacional, César Nava, con la venia del “líder” para tratar de frenar la loca carrera del PRI rumbo a la Presidencia de la República en 2018, pero lo más que consiguieron en el proceso electoral de 2010 fue ganar tres de las 12 gubernaturas que se disputaron (Puebla, Oaxaca y Sinaloa, estas dos últimas con candidatos que habían sido priistas).
Para las elecciones de 2016 es el Partido de la Revolución Democrática quien está planteando las alianzas con el PAN, con el PT y con todas las fuerzas políticas progresistas –excepto con el PRI y con Morena, de Andrés Manuel López Obrador–porque el llamado partido del sol azteca está en peligro de extinción después del desastre electoral en los comicios del pasado 7 de junio. Paradójicamente el enemigo a vencer en 2016, tanto para el PRD como para el PAN, no es el PRI sino Morena.
Hace cinco años, antes de las elecciones del 4 de julio, y a propósito de las alianzas, los observadores políticos elaboraron tres escenarios: el ideal, el intermedio y el "jodido".
El "ideal" era que el PAN y sus aliados ganaran cuatro de las 12 elecciones; la de Tlaxcala, la de Oaxaca, la de Sinaloa, la de Puebla (se alzaron con la victoria en las tres últimas).
El escenario "intermedio" consideraba dos victorias de los candidatos de la alianza PAN-PRD-PT-Convergencia... y otros. Podrían ser Oaxaca y Sinaloa (así por parejita) o Hidalgo y Veracruz (también por parejita). Con un posible triunfo en Oaxaca y Sinaloa, el PAN y el PRD "resucitarían de entre los muertos políticos". (Lo cual ocurrió, pero al PAN poco le duró el gusto).
Por último, el escenario "jodido" donde el PAN y sus aliados perdían de todas, todas; o sea que les daban una "zapatiza" de la que no se iban a levantar ni en 2011, y obviamente llegarían humillados a 2012. (No le pusieron la “zapatiza” al PAN, pero sí llegaron humillados a las elecciones de 2012, al grado que quedaron en el vergonzoso tercer lugar).
A menos de un año de las elecciones de 2016, el PRD solito –al cual Andrés Manuel López Obrador ya no pertenece– tiene cuasi nulas posibilidades de ganar alguna gubernatura. El PAN prácticamente “está pelas”, pues sólo “pinta” para una.
De ahí pues la necesidad de las alianzas para ambos partidos, aunque sean pervertidas, antinatura, vergonzantes, grotescas, surrealistas…
(Alfredo Arvizu, fundador, socio honorario y miembro del consejo consultivo de la Asociación Mexicana de Comunicadores, pero sobre todo buen amigo y gran comunicador, falleció el lunes pasado. Nuestro sentido pésame a su familia).