Así como la Secretaría de Hacienda salió a aclarar rápidamente que es falso que el Ejecutivo federal haya propuesto un nuevo impuesto a las gasolinas y el diésel para 2016, debería hacer lo mismo con el tema del IEPS a algunas bebidas azucaradas que los diputados recomendaron reducir para el próximo año.

 

La reducción del susodicho impuesto lo único que ha generado es desinformación, a la que han contribuido organizaciones que dicen defender la salud de los niños mexicanos (entre ellas El Barzón), las cuales se sospecha están siendo “tripuladas” por empresas que se han visto beneficiadas por el impuesto de un peso por litro a todas las bebidas azucaradas, que se aplica desde 2014 y este año sigue vigente, y que se mantendrá en 2016 y tal vez hasta 2018.

 

One more time, lo que propusieron los diputados para 2016 fue que aquellas bebidas cuyo contenido sea de 50 gramos de azúcares por cada litro paguen en 2016 un impuesto de 50 centavos. Ningún refresco, jugo, bebida isotónica, ni algún producto especial elaborado para la niñez mexicana contiene cinco gramos de azúcares por cada 100 mililitros, por lo que no pueden estar exentos del IEPS de 50 centavos; por ende tendrán que seguir pagando un peso por litro. ¿Dónde está entonces el aumento del riesgo para la salud?

 

Dicen las organizaciones preocupadas por el futuro de la niñez que el IEPS a los refrescos y bebidas azucaradas ha sido la única medida impulsada en México que ha logrado bajar el consumo de los “chescos”, lo cual es falso, pues como hemos comentado en este espacio, las embotelladoras cada año venden más refrescos (tal vez no registran crecimientos espectaculares como antes de que se implementara el gravamen) y a precios más altos. Por otro lado, cada año se consume más azúcar y otros endulzantes en nuestro país, que se usan para la elaboración de cientos de productos, cuya ingesta sin medida también puede ocasionar diabetes y obesidad.

 

Igual de falso es que una parte de los más de 25 mil millones de pesos que la Secretaría de Hacienda ha recaudado en casi dos años de aplicación del IEPS a los refrescos y bebidas endulzadas, se haya destinado -como era el objetivo- a prevenir o atender los padecimientos mencionados. Y “ni un clavo” se ha invertido en la instalación de bebederos en las escuelas públicas, que era otro de los fines.

 

¡Todo lo recaudado ha ido a parar a las arcas de la Secretaría de Hacienda!

 

Sobre este asunto de la salud y los dineros, el presidente de la Cámara Azucarera, Juan Cortina Gallardo, señaló que al disminuirse en 50% el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) a bebidas que contengan un máximo de 50 gramos de azúcar por litro, se estará dando un paso en el sentido adecuado para reducir la discriminación impositiva que hoy existe entre el azúcar y los químicos sintéticos no calóricos, mismos que están exentos de impuestos, pese a que no existe evidencia alguna que sean más sanos que el azúcar, sobre todo al ser consumidos por niños. "Esta propuesta constituye un buen paso, pero deben intensificarse los esfuerzos para promover el consumo responsable de productos sanos y naturales, como es el caso del azúcar de caña, tal y como se trabaja en Estados Unidos y Europa, donde existe creciente preocupación por la ingesta de productos sintéticos e incluso los genéticamente modificados", agregó Cortina.

 

Así que, organizaciones defensoras de la salud de la niñez mexicana y de otros intereses políticos y económicos, dejen de lucrar con ese asunto. O lo que es lo mismo: ¡A otro perro con ese hueso!

 

Y en cuanto al “borrego” de aumentar el IEPS a la gasolina y al diésel para 2016, la Secretaría de Hacienda aclaró que es falso. Recordó que el gravamen a esos productos, que existe desde hace más de dos décadas, pasará de un esquema variable a un monto fijo durante todo el año, con lo que incluso es probable que sus precios se reduzcan al inicio del año de acuerdo con el comportamiento de los precios internacionales de dichos combustibles.

 

¡Sí, Chucha!, responden los consumidores.

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