El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, dejó medio perplejos a los diputados ante quienes compareció ayer para la Glosa del Tercer Informe de Gobierno y el proyecto de Presupuesto de Egresos y Ley de Ingresos para 2016.
¿Y por qué la perplejidad?, preguntan quienes no asistieron al evento ni siguieron la transmisión. Pues porque en su discurso de cinco cuartillas les hizo saber a los legisladores que a pesar de la volatilidad que existe en los mercados de todo el mundo; de la incertidumbre financiera por lo que ocurrirá en los tres últimos meses de 2015 y los años siguientes; de la baja en los precios del petróleo -no transitoria, aclaró-; de la desaceleración en el crecimiento de las economías, tanto desarrolladas como subdesarrolladas… México se encuentra prácticamente a las puertas del paraíso.
Y explicó, por enésima ocasión, que el mediocre crecimiento que nuestra economía registró en el primer semestre, que fue de 2.4%, no ha sido impedimento para crear más empleos formales (casi un millón 500 mil); la inflación está en su punto más bajo desde que se tiene registro (2.53%); los salarios contractuales crecieron en términos reales 1.3%, con cifras de enero a agosto de este año, lo que significa que las familias mexicanas no han perdido su poder adquisitivo; el consumo sigue aumentando, y la mejor prueba de ello es la venta de autos, que de enero a agosto creció en 34% para llegar a 834 mil unidades. ¡Ah! Y las ventas en las tiendas departamentales registran alza de 6.7% real en el mismo periodo; la construcción aumenta a tasas de 3.7%, el comercio a 4.5% y la inversión bruta fija a 5.4%.
¡Aplausos, aplausos, aplausos… de los diputados paleros que interrumpieron el discurso!
¿Y cómo ha sido posible conseguir todo esto en tan corto tiempo, señor secretario?, preguntaron los escépticos. La estabilidad, señores y señoras; la estabilidad macroeconómica y la reforma financiera que está dando excelentes resultados para sortear la crisis financiera mundial, respondió.
En otra parte de su intervención, el titular de Hacienda dejó entrever que lo mejor está por venir en 2016 y años siguientes, porque el Ejecutivo federal ha decidido no recurrir a incrementar el déficit público, ni tampoco proponer al Congreso de la Unión “ni más impuestos ni nuevos impuestos”.
Qué baja del Impuesto Sobre la Renta, qué deducibilidad inmediata de inversiones ni qué ocho cuartos; qué regímenes especiales ni qué nada; mucho menos reducir el impuesto a los refrescos que tanta lana nos ha dejado. “El horno no está para bollos”, prácticamente les volvió a decir. ¡Y tampoco se les ocurra, señoras y señores legisladores, establecer IVA a alimentos y medicinas!, advirtió.
Con el debido respeto, señor secretario: ¡Cómo cree que para 2016, año en que se disputan 12 gubernaturas, vamos a hacernos el harakiri!, exclamaron legisladores rojos, verdes, azules, amarillos y de otros tonos.
Al final de su intervención, el doctor Videgaray les hizo saber a los diputados que ante la volatilidad e incertidumbre en los mercados financieros internacionales, el Paquete Económico que propone el Ejecutivo federal es actuar con responsabilidad y con convicción; la convicción de saber que al proteger la estabilidad macroeconómica se está protegiendo lo verdaderamente importante, el poder adquisitivo, el bolsillo de las familias mexicanas, les hizo saber el secretario de Hacienda.
Así que de la manera más atenta les ruego, les suplico… que no le vayan a quitar ni una coma, porque entonces las puertas del paraíso que estamos a punto de abrir podrían cerrarse. Y si eso ocurre, pues vamos a seguir fregados forever, quiso decirles.
Bueno, los que también se quedaron perplejos después de enterarse del contenido de la intervención del secretario de Hacienda, aunque por otras razones, fueron los representantes de los organismos empresariales (CCE, Coparmex, Concamin, Canacintra, Canaco, etcétera), que cabildean con los legisladores para que le hagan algunos ajustitos a la reforma fiscal. ¡Ilusos, pues!
