¿Qué necesita de manera inmediata el secretario de Hacienda para fortalecer su precaria posición política, o por lo menos para detener una previsible caída y mantenerse en la carrera presidencial de 2018?, preguntan los observadores políticos objetivos e imparciales.
Un nuevo equipo, sugieren algunos. Una nueva imagen y un acercamiento con los medios de comunicación, recomiendan los analistas políticos bisoños. Operadores políticos más que económicos, sugieren otros. ¡Usted no necesita nada!, le aconsejan sus más cercanos colaboradores, entre los que destacan Fernando Aportela, Fernando Galindo y Abraham Zamora.
¡No se hagan bolas!, podría responder el señor licenciado don Carlos Salinas de Gortari. Lo que Videgaray necesita es estrategia, es-tra-te-gia para reposicionarse políticamente, agregaría aquél. Y para su diseño e instrumentación, lo primero que debería hacer el secretario es leer o releer El arte de la guerra, de Sun-Tzu (544-496 a.C.), proponen los susodichos observadores, en donde dice:
"Un general que actúa en batalla, en la ignorancia de la condición del enemigo, no es líder de hombres, no representa ayuda para su soberano, no es maestro de victoria. Lo que incapacita la sabiduría del soberano y del buen general para golpear, conquistar y conseguir cosas más allá del alcance de los hombres vulgares es la predicción sin bases sólidas, la inútil adivinación. La verdadera y útil predicción, el pronóstico certero, no pueden recabarse de espíritus; no pueden obtenerse por inducción de la experiencia, ni por ningún cálculo deductivo.
"El conocimiento de las disposiciones del enemigo sólo puede obtenerse de otros hombres. De ahí el uso de informantes, de los que hay cinco clases: locales; internos; conversos; dobles, y sobrevivientes. Tener informantes locales significa emplear los servicios de habitantes de un distrito. Tener informantes internos es hacer uso de oficiales del enemigo. Tener informantes conversos representa reclutar a los del enemigo y usarlos para nuestros propios propósitos. Tener informantes-dobles es la manera de actuar abiertamente con propósitos de engaño, y permitir a nuestros propios informantes saber ciertas cosas para informar al enemigo de lo que nos interesa que sepa.
"Los informantes sobrevivientes son aquellos que se salvaron de la muerte en batalla y traen de vuelta nuevas desde el campamento enemigo. No hay nadie en todo el ejército con quien se deban mantener relaciones más íntimas que con los informantes. Ninguno debe ser recompensado más libremente. En ningún otro asunto debe preservarse mayor secretismo. Los informantes no pueden ser empleados útilmente sin sagacidad intuitiva por parte del general. No pueden ser manejados apropiadamente sin benevolencia y franqueza. Sin sutileza en la mente, uno no puede tener certeza de la veracidad de sus informes. ¡Sé sutil!, ¡sé sutil! Y usa a tus informantes para todo tipo de asuntos.
"Si una porción de las nuevas es divulgada por un informante antes de que el momento haya llegado, debe ser ajusticiado junto con el hombre al que le contó el secreto. Sea el objetivo aplastar un ejército o arrasar una ciudad, es necesario empezar por descubrir los nombres y funciones de los secretarios privados, de los asistentes auxiliares, de los ayudantes y de los guardianes y centinelas del general al mando. Nuestros informantes tienen que estar preparados para identificarlos.
"Es a través de la información traída por el informante converso que somos capaces de adquirir y emplear informantes locales e internos. Es gracias a su información que podemos provocar que el informante-doble lleve falsas noticias al enemigo. Por último, es por su información que el informante sobreviviente puede ser usado en ocasiones especiales".
¡Así o más claro!, apuntan los observadores.