Ahora resulta que después de más de seis meses de alentar a los especuladores metiéndole al mercado miles de millones de dólares y provocar voluntaria o involuntariamente una fuga de capitales –que según los expertos fue de decenas de miles de millones de los mismos billetes–, las autoridades financieras presumen que la “estrategia fiscal y monetaria” contra especuladores está dando resultados. Y eso que apenas lleva tres días, ¿eh?

 

Pues con el debido respeto a quienes diseñaron e instrumentaron la susodicha estrategia, cualquiera podría pensar que les picó el mosquito del zika y les provocó una “microcefalia financiera”. De otro modo, nadie se explica –excepto los analistas bursátiles y financieros bisoños–, por qué a pesar de que desde hace varios meses algunos especialistas sugirieron que se cancelaran las subastas de dólares, se incrementaran las tasas de interés y se ajustara el gasto público, se tardaron bastante tiempo en definir una estrategia y actuar en consecuencia.

 

¿Por qué el gobernador del Banco de México obligó al secretario de Hacienda a que hiciera el recorte al gasto público? ¿Por qué lo tuvo que convencer de que sin el recorte aumentaría el déficit, que tendría que ser financiado con la impresión de billetes, lo que resulta inflacionario? ¿Por qué el secretario puso oídos sordos a éstas y otras recomendaciones y siguió con su esquema de “voy derecho no me quito”?

 

Dicen que Luis Videgaray no quería hacer nada de lo que se anunció el miércoles pasado, porque el aumento a las tasas de interés y el recorte al gasto le pegan al PIB, y lo que quiere aquél es crecer. ¡Pues ahí están los resultados!

 

Pero además de lo que le costó al país la tardanza de Banco de México y de la Secretaría de Hacienda en diseñar y aplicar su estrategia, diversos analistas consideran que el aumento de medio punto es insuficiente. Y el discurso oficial que venimos escuchando desde hace varios meses de “queremos arreglar los fundamentos de la economía”, suena medio demagógico, por no decir que falso, agregan aquéllos, quienes preguntan: ¿Por qué, si querían arreglarlos, no empezaron hace seis meses? ¿Por qué una vez que los doctores decidieron intervenir al paciente, que está enfermo de cáncer, le recetan una aspirina?

 

El doctor Agustín Carstens podría argumentar que a él no le corresponde el crecimiento económico, ni los recortes al gasto; que el objetivo prioritario del Banco de México es mantener la estabilidad de los precios, controlar la inflación, pues, que representa, dicen, una condición favorable para el crecimiento económico y el bienestar social.

 

Lo que no se vale es que al puro estilo del Piojo Herrera, quien fue entrenador de la Selección Mexicana de futbol, la autoridad financiera insista en vendernos su actuación de los últimos seis meses –que ha sido desastrosa– como un gran triunfo. El día que la Secretaría de Hacienda anunció el “ajuste preventivo al gasto público para refrendar su compromiso con la estabilidad macroeconómica”, presumieron, entre otras cosas, que si bien es cierto nos estaba llevando la tristeza, el año pasado nos fue de maravilla.

 

“Las respuestas de política pública propiciaron, en un contexto de volatilidad y apreciación generalizada del dólar, un ajuste en las variables financieras y un entorno en el cual la tasa de crecimiento de México se aceleró durante 2015 para alcanzar 2.5%. Excluyendo la actividad petrolera, el crecimiento se estima en 3.2%. Esta dinámica de crecimiento interno explica la creación de 644 mil nuevos puestos de trabajo durante 2015”. ¡De qué se quejan, pues!

 

Pero otros especialistas –no los “paleros” que incondicionalmente apoyan las medidas anunciadas– que no comparten el optimismo desbordante de las autoridades financieras y observan un negro panorama por el recorte al gasto y por el tardío e insuficiente aumento de la tasa de interés, vuelven a plantear  lo siguiente: ¿Qué es mejor, crecer con un poco más de inflación o seguir en la ruta de la mediocridad donde llevamos más de un cuarto de siglo?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *