¿Por qué el presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, se opone a la segunda vuelta electoral en las presidenciales de 2018?, preguntan los analistas bisoños.

 

El mismo Beltrones responde: Mejor gobiernos de coalición, cuando el aspirante ganador no obtenga 50% de los votos más uno, que segunda vuelta; “se trata de darle gobernabilidad y legitimidad a quienes lleguen a ejercer el poder”, argumenta. Recuerda que ya está en la Constitución que a futuro los gobernantes que no sean votados por más de 50% tengan que buscar gobiernos de coalición, que ofrezcan a cambio que los nombramientos de esos gobernantes sean computados, analizados y aprobados por otro poder a fin de evitar las ocurrencias de los nuevos gobiernos en el nombramiento de algunos miembros del gabinete.

 

Según el líder del “tri”, un gobierno de coalición actualmente se contempla en la ley electoral como una cuestión opcional, de ahí la importancia de hacerlo obligatorio, siempre y cuando un gobernante no sea votado por más del 50% de sus electores. Los candados deberán de ser muy importantes, que nos permitan tener la certeza de que esos nombramientos no recaen en manos de los partidos que están representados en el Congreso y los vuelvan una cuota de poder, abundó.

 

beltrones_cuartoscuroA juicio de los observadores, bajo el escenario de la segunda vuelta el PRI quedaría "pelas". Imagínense una elección presidencial en la que ninguno de los partidos consiguiera los votos suficientes en la primera vuelta, y se produjera un triunfo apretado del PRI; el PAN en segundo lugar; Morena en tercero, y el PRD en el cuarto sitio. Más pronto que aprisa, en una segunda vuelta se coaligarían los votos del PAN y el PRD para volver a sacar al PRI de Los Pinos, lo cual sería horrible, horrible.

 


De ahí pues que Beltrones prefiera hacer sus amarres con otros partidos antes del proceso electoral, para estar en condiciones de negociar al estilo de: ¿qué me das y qué quieres que te dé?

 

¡Otra vez piden expulsar al Verde! Cuando en mayo pasado el Instituto Nacional Electoral le puso “la tercera multa más importante de la historia democrática de este país”, como la calificó el gran jefe “pluma Mont Blanc” (Lorenzo Córdova, para quienes lo hayan olvidado), que casi le pidió perdón al dirigente de ese partido por tal atrevimiento.

 
Córdova expuso el asunto de la siguiente manera: El proyecto propone una multa económica de 322.4 millones de pesos por, uno, haberse beneficiado de una aportación de 109.7 millones de pesos de la fracción parlamentaria de dicho partido en el Congreso de la Unión y un grupo adicional de legisladores, y dos, porque esos recursos contribuyeron a la propaganda destinada a promocionar al Partido en los medios de comunicación, beneficiándose indebidamente con la difusión de 293 mil 321 promocionales a través de 42 concesionarios de televisión abierta, seis de televisión restringida y una radiodifusora.

 

Casi con lágrimas en los ojos, el consejerito presidentito del INE explicó en aquel entonces “que la autoridad electoral aplica y aplicará la ley sin distingo o consideración política alguna, sin filias, ni fobias partidistas, y con base exclusivamente en las pruebas que obran en cada expediente y en los preceptos legales y los principios que rigen la función electoral y las contiendas democráticas”. Sin dedicatoria alguna, “el INE debe actuar con firmeza, frente a las violaciones a las reglas del juego político”, subrayó.

 

¡No seas timorato Lorenzo; sácale la roja al Verde!, le gritaron los partidos opositores.

 

Ahora que pretenden “darle tambo” a Arturo Escobar y Vega por los delitos electorales que cometió en el proceso electoral pasado, y por los cuales los mismos opositores demandan que se le cancele el registro al Partido Verde, los consejeritos del INE “escurren el bulto”, argumentando que el Consejo General de ese organismo ya resolvió lo que tenía que resolver en su oportunidad, la “multota”, pues.

 

¡No insistan, no insistan!, apunta el columnista. El árbitro electoral y sus abanderados seguirán tragándose la ocarina para no “sacarle la roja al Verde”.

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