Cosas extrañas suceden en algunos organismos públicos del sector agropecuario en donde participan la Secretaría de Hacienda y la de Agricultura, principalmente. Muchos de ellos cuentan con estructuras poderosas, pero varios están en proceso de descomposición por la falta de vigilancia y supervisión.

 

A los casos de Aserca, Inapesca y Conapesca que hemos comentado en esta columna, se podrían agregar los de Conaza, Firco, Fira y otra docena de instituciones.

 

Ayer, por ejemplo, se informó que Agroasemex le va a entrar a los seguros de vida para los productores, lo que dejó medio perplejos a algunos empresarios y especialistas del ramo, quienes cuestionan la participación en el campo de esta institución porque, según ellos, ya no constituye un apoyo para el mercado del seguro agropecuario por la cuasi nula cobertura en el sector privado; además, ofrece productos caros, limitados, no competitivos e inconsistentes con el desarrollo de un mercado pujante y moderno, por lo que ha quedado obsoleta.

 

La información oficial detalla que Agroasemex lanzará un nuevo producto denominado “Seguro de Vida Grupo”, que permitirá a las familias contar con recursos para últimos gastos en caso de fallecimiento del jefe de familia y evitar la descapitalización que afecte el trabajo en sus cultivos. La primera póliza entrará en operación hoy martes en Campeche a favor de 40 mil productores agropecuarios, con una cobertura de 400 millones de pesos, con vigencia anual y una suma asegurada básica individual de 10 mil pesos por productor(a), donde la población asegurada se ubica en los rangos de edad de 12 hasta 90 años.

 

El esquema de protección formulado por Agroasemex con el aval de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público está diseñado para que los propios productores incrementen la suma asegurada, cubriendo el diferencial del costo del seguro. De esta manera, el Estado coadyuva en la protección y en el fomento a la cultura de prevención en un esquema de coparticipación con los productores. (Hasta aquí lo oficial).

 

Dicen los que saben que Agroasemex trae un “agujero” en sus finanzas de 200 millones de pesos, aunque en este caso no es culpa de ningún funcionario de Hacienda, mucho menos de su director, Alberto José Canseco –a quien algunos agroyuppies califican de brillante–, sino de Agricultura, que lo tiene “atado de manos”.

 

Ante este escenario, cualquiera podría pensar que los funcionarios del gobierno que toman las decisiones en esta institución de la “banca del subdesarrollo” están pensando en darle cristiana sepultura.

 

Agenda previa

 

En el medio azucarero ayer circuló la versión de que esta misma semana (miércoles o viernes) podría reactivarse la licitación de los cinco ingenios públicos, cancelada el 24 de noviembre pasado, luego de que Enrique Molina Sobrino presentó un recurso de queja por un amparo que había solicitado y que le fue negado. El Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) no ha informado oficialmente sobre el asunto. Sin embargo, algunos participantes inscritos para dicha venta comentaron que el SAE les informó que miércoles o viernes deberían presentarse a dicha licitación con sus respectivas ofertas en las instalaciones del Club de Banqueros a las nueve de la mañana.

 

Llama la atención el sigilo de los inversionistas interesados en participar en la compra de alguno de los cinco ingenios públicos y del SAE sobre la definición de la nueva fecha. ¿Será por qué quieren hacerlo en lo “oscurito” para que Enrique Molina no presente algún otro recurso para impedir que el evento se lleve a cabo?

 

A quien se “chamaquearon” bonito y sabroso fue a Salomón Chertorivski, secretario de Desarrollo Económico del gobierno del Distrito Federal, con el asunto del salario mínimo. El Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos le hizo creer que el minisalario para 2016 sería de 82 pesotes diarios, pero a la hora de la negociación con el sector empresarial, le bajaron casi 10 pesitos para dejarlo en 73.04, que significa 4.2% más que el de 2015.

 

¡Ay, Salomón, ay, Salomón, cuánta ingenuidad!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *