Los neopriistas festejaron su 87 aniversario entre cánticos y loas, presumiendo que están haciendo la revolución del siglo XXI para superar los rezagos acumulados por la miseria y desigualdad –que ellos mismos engendraron durante más de 70 años–, que sólo se pueden combatir con un crecimiento sostenido, con mejor educación, mejores políticas públicas y una distribución regional del crecimiento sin marginación ni exclusiones. ¡Qué Revolución de 1910 ni qué ocho cuartos!, quisieron decir.

 

Presumieron los priistas que ellos sí han sabido cómo hacerle para poner fin a la mediocridad, a la corrupción, al inmovilismo político. Los panistas sólo “nos dieron atole con el dedo” en sus 12 años de gobierno, prácticamente acusaron. Y se comprometieron a erradicar las plagas que azotan al país (además del chikungunya, zika y otras que surjan en el futuro), para lo cual han hecho, dicen, varias revoluciones. A saber:

 

El nuevo PRI del siglo XXI hizo la revolución de la energía, con un nuevo modelo mexicano enfocado a hacer de los hidrocarburos y de la electricidad un motor de la productividad de la economía, con inversión pública y privada, preservando el principio de soberanía sobre los recursos del subsuelo y mejorando los precios de electricidad y combustibles para los hogares. (Que dicho sea de paso ni se ve ni se siente en todo el país).

 

Hizo también el tricolor la revolución de las telecomunicaciones, para romper monopolios y fomentar la competencia que permite modernizar el sector y diversificar la oferta de los servicios, atraer inversiones, alentar el crecimiento en áreas económicas estratégicas, crear empleos y beneficiar con mejores precios a los usuarios de telefonía, internet y medios digitales de comunicación. Y la revolución del sistema financiero para alentar el crédito productivo, mejorar su cobertura con mejores condiciones para grupos más amplios de la población y facilitar el acceso a la vivienda.

 

Y está haciendo la revolución del sistema educativo para romper cacicazgos de todo tipo (empezando por el de la ex maestra de la maldad y la perversidad) y elevar la calidad de la enseñanza en beneficio de nuestros niños y jóvenes. Y la revolución del sistema de justicia para generar certidumbre… Ah, y la revolución de la competitividad y de la productividad de nuestra economía para crecer y generar empleo, abrir oportunidades y un mejor horizonte de futuro a las nuevas generaciones de mexicanos.

 

Esas y otras revoluciones han hecho los priistas.

 

¿Tú le crees al nuevo PRI del siglo XXI?, podría preguntar Elba Esther Gordillo, quien quiso ser la gran transformadora de este siglo, pero no la dejaron.

 

Agenda previa

 

Todavía no comienza el proceso electoral de este año, en el que habrá 12 gubernaturas en disputa, y ya el Instituto Nacional Electoral (INE) muestra síntomas de desgaste, y todo por haberse metido en un enfrentamiento sin razón alguna con los medios de comunicación.

 

El procedimiento sancionador que inició contra cuatro comunicadores (Joaquín López Dóriga, Javier Alatorre, Jorge Zarza y Carolina Rocha), por haber indicado a la audiencia durante la transmisión de la visita papal que los cortes en la cobertura eran obra y gracia de los partidos y del Instituto, propició una desmedida respuesta del órgano electoral. El caso llegó a tal grado de intolerancia que incluso el consejero del INE José Roberto Ruiz Saldaña advirtió que "la pauta" de propaganda es más importante que la libertad de expresión.

 

A pesar de esta intentona, se espera que en las próximas horas la Sala Especializada del TEPJF sesione al respecto y termine por darle la razón a los comunicadores, lo cual va a representar un segundo revés para el INE, pues apenas hace unos días el Tribunal revocó la arbitraria decisión del Instituto de ampliar en 12 minutos diarios los tiempos para informar de la elección de diputados constituyentes en la Ciudad de México.

 

¡De mal en peor el INE y sus consejeritos!

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