No contento con meterse entre las patas de los “burros del Poli”, quienes ya le pusieron una revolcada por la ocurrencia de cambiar de adscripción al IPN --de la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP a la oficina del secretario–, Aurelio Nuño quiere ahora “jalarles la cola” con el riesgo de que le suelten una patada violenta y lo descalabren, políticamente hablando.
Molesto porque los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional no acudieron a la audiencia que les había hecho favor de darles el jueves pasado, les mandó decir: “No voy a acudir a la reunión que piden para la próxima semana (en el plantel de Zacatenco); no voy a caer en su juego”, porque no tienen palabra. O sea, bola de irresponsables, acotan los observadores. Pero al mismo tiempo Nuño les hizo saber que está dispuesto a “doblar las manitas”, es decir, a dialogar con ellos, siempre y cuando levanten el paro que mantienen en varias escuelas del instituto, y de que le rueguen, perdón, de que lo convoquen.
Los dirigentes de aquéllos, que quieren enarbolar otro “movimiento estudiantil”, más colmilludos que el secretario Nuño, le reviraron, palabras más, palabras menos: con el debido respeto, señor secretario, nos vamos a reunir en donde nosotros queramos; y ante su actitud prepotente, vamos a ver “de qué cuero salen más correas”.
Los estudiantes creen tener al secretario de Educación “entre la espada y la pared”, después de que en principio se negó a recibirlos personalmente, argumentando que no era necesario; que para eso estaba el director del IPN (¿cómo se llama?), quien, dicho sea de paso, trató de convencerlos con el siguiente rollo: “Es un privilegio que el secretario tenga en sus manos al instituto”. No cualquiera puede sentarse en sus piernas, perdón, tener acceso a su oficina para que le plantee todos sus problemas.
El error (otro) de Aurelio Nuño en este penoso asunto es querer aplicar a los estudiantes del IPN la estrategia que a los maestros faltistas de la CNTE, de que “si no trabajas, no cobras”, “si faltas tres días, te vas” y otras advertencias por el estilo, que fue aplaudida por la sociedad. Se le olvida al secretario que una cosa es Juan Domínguez, perdón, la CNTE y otra los dirigentes del IPN –no todos, claro— que no se mandan solos, sino que obedecen la línea que les marcan, desde lo oscurito, los verdaderos líderes del “movimiento”, que son “cuadros políticos” de distintas organizaciones.
¿Cree Aurelio Nuño Mayer que con su actitud puede meter en cintura a los estudiantes del IPN?
¡Difícil de creer!
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Mal y de malas el PRI en Tamaulipas. Primero acusan a su candidato a la gubernatura, Baltazar Hinojosa, de posibles nexos con el cártel del Golfo cuando fue alcalde de Matamoros. Después, Manlio Fabio Beltrones anuncia la expulsión de tres candidatos a presidentes municipales, por vínculos con la delincuencia organizada y desorganizada, y la cancelación del registro ante las autoridades locales. ¿Y qué sigue? Preguntan los tamaulipecos.