Los “agarrones” entre panistas y perredistas el jueves pasado en el Senado de la República por el tema del apagón analógico difirieron la aprobación, para ayer lunes, de la Ley de Transición Energética. Dicen los malosos que un grupito de industriales que se sentía afectado con dicha legislación fue el que se encargó de mantenerla en la “congeladora” por más de un año. Lo clásico, pues, querían que “se hiciera la voluntad, pero en los bueyes del compadre”.

 

Aunque se trata de un ordenamiento secundario de la reforma energética, que prevé impulsar el uso de energías renovables y mejorar la eficiencia en la producción de electricidad, no es una ley menor, especialmente si se considera en el marco de la COP21, que se está llevando a cabo del 30 de noviembre al 11 de diciembre en París, Francia, a la que asisten mandatarios y jefes de gobierno de todo el mundo, y en donde el presidente Enrique Peña Nieto instó a todos los participantes a cerrar un compromiso “global, dinámico, de largo plazo y con objetivos concretos”.

 

Peña recordó que México fue el primer país en vías de desarrollo en presentar sus contribuciones nacionalmente determinadas (INDC) ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Dichos compromisos forman parte de la estrategia de este organismo para ver si ahora sí se puede llegar a un acuerdo jurídicamente vinculante a nivel internacional, que permita mantener el aumento de la temperatura del planeta por debajo de los 2ºC y evitar una posible catástrofe ambiental.

 

Si bien es cierto que la Ley General de Cambio Climático, promulgada en 2012, coadyuva a la realización de estas metas, así como lo hace el impuesto especial a las emisiones derivadas de la quema de combustibles fósiles, los legisladores tuvieron una razón de peso, o de pesos, dicen los mal pensados, para que se exentara de dicho impuesto al petróleo crudo y al gas natural. Las leyes secundarias, como la de Transición Energética, pretenden corregir esas “deficiencias”, apuntan los especialistas. En la multicitada ley aprobada ayer, se propone instrumentar una hoja de ruta para promover el desarrollo de cadenas de valor de las energías limpias, que otorgue apoyos a las pequeñas y medianas empresas para el desarrollo de las mismas. Crearía el Programa de Redes Eléctricas Inteligentes para apoyar la modernización de la infraestructura de transmisión y distribución de este tipo de energía. También propone crear el Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias, el Consejo Consultivo para la Transición Energética y el Aprovechamiento Sustentable de la Energía, entre otras tantas cosas.

 

Independientemente de las acciones y compromisos que México tome, el hecho es que el cambio climático ya está aquí y está pegándonos muy duro el ca... rbón, perdón, perdón el carbono y los gases de efecto invernadero.

 

Agenda previa

 

Por más “revolcadas” y “encueradas” que reciba el senador Javier Corral por parte de la CIRT -hay que recordar que en menos de una semana lleva dos réplicas-, éste persiste en su demagógico discurso de buenos contra malos, desviando la atención del tema de fondo: su doble moral. Y es que por más que quiera explotar una imagen de honrado, los hechos lo muestran como todo lo que realmente es. ¿Por qué en cada una de sus contrarréplicas no ha dicho ni pío de sus adeudos a Televisora de Occidente de Chihuahua, ni de los bienes que un juez puso en remate para liquidar su deuda? ¿Con qué cara reclama a otros lo que él mismo no es capaz de admitir y reconocer? Ni duda cabe, Corral es un senador engañabobos.

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