La política migratoria mexicana nunca ha sido definida con sentido estratégico y siempre ha marchado atrás de los intereses estadounidenses. Ahora que la Casa Blanca ha puesto otro cerrojo a su zona fronteriza, México ha quedado atrapado en una pinza racista estadounidense y el caos en los países al sur del Suchiate.

Aunque con poca capacidad de decisión en recursos financieros, México perdió la oportunidad de ejercer un liderazgo geopolítico para administrar el gravísimo problema de la migración hacia Estados Unidos.

Centroamérica perdió el rumbo y Sudamérica se convirtió en un archipiélago de pequeños intereses que ni siquiera Brasil podría de alguna manera procesarlos. Sin embargo, la zona americana abajo del Suchiate estará necesitando un nuevo liderazgo político que pueda disminuir la conflictividad de una migración masiva y estará representando una invasión desordenada de personas que ya no podrán cruzar hacia Estados Unidos.

La capacidad mexicana para absorber de manera productiva a las decenas de miles de migrantes que se quedarán en el territorio ante el embudo de la frontera estadounidense es menor y comienza a estar distorsionado por el desempleo, la incapacidad de atención de salud y sobre todo la delincuencia desorganizada.

La crisis migratoria, podría decirse, apenas va a comenzar: la imposibilidad práctica de Estados Unidos para recibir cada año más de 200 mil migrantes estará generando una presión demográfica muy grave en México. Y se agudizará por la decisión de los republicanos de reconstruir el viejo racismo segregacionista que pudiera influir en el perfil del próximo Presidente americano.

Zona Zero

  • Las cifras de inseguridad están adelantando la conclusión de que este sexenio será el peor en materia de violencia criminal. El grupo TResearch International está difundiendo la proyección de que hacia finales de 2024 el número de homicidios dolosos sea de más de 210 mil personas, el doble de las 102 mil 594 que ocurrieron en el sexenio de Peña Nieto y superior a los 80mil de la administración de Calderón. Lo grave del asunto se localiza en que en esta administración se ha modernizado la estructura de seguridad pública con la Guardia Nacional y la formalización militar como apoyo, pero sin decisiones operativas reales para combatir a los grupos criminales.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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