Para que todo México se entere, el ministro de Relaciones Exteriores de Egipto publicó una carta abierta dirigida a todos los mexicanos donde expresa su pésame por la pérdida de vidas y los heridos el pasado fin de semana en aquel país. Pero ahí, como no queriendo la cosa, pretendió justificar los hechos diciendo que en el combate al terrorismo en Egipto, como en la guerra contra el narco en México, han muerto muchos inocentes.
¡Sopas! Fue la primera exclamación de los observadores políticos, quienes más rápido que nuestra secretaria de Relaciones Exteriores, le respondieron: Por supuesto que existe una enorme diferencia entre la forma en que Egipto combate a los terroristas, lanzándoles misiles desde aviones de combate y otra como lo hace México contra los narcos, señor canciller.
Vaya usted a saber quién “le sopló” al canciller egipcio para que dijera: “México, al igual que Egipto, ha sufrido de violencia a gran escala, aunque por diferentes motivos. La guerra contra las drogas en México ha causado la muerte de decenas de miles de personas inocentes, una gran parte de ellas agentes del orden; grupos del crimen organizado han asesinado sin piedad a figuras políticas y funcionarios estatales. En todo caso, esto demuestra que Egipto y México enfrentan retos similares: estamos todos juntos en el mismo barco, navegando en un océano tormentoso…”
En su comparación absurda, el canciller egipcio apunta: A lo largo de las últimas décadas, particularmente en los últimos años, hemos perdido numerosas vidas de civiles inocentes a causa de la violencia del terrorismo. Esta pérdida no ha incluido a cientos sino a miles de agentes de la ley, quienes arriesgan y muchas veces pierden la vida en el cumplimiento de su deber, protegiendo a los civiles, sus bienes, desactivando bombas y deteniendo o combatiendo a terroristas y criminales…” ¡Pues en México todavía no llegamos a esos extremos!, ¿eh?
Tratando de defender lo indefendible, el funcionario egipcio dijo estar profundamente consternado porque algunas personas han optado por explotar este trágico suceso para alegar que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley egipcia no cuentan con un estricto protocolo de acción y que actuaron de manera indiscriminada y no tomaron las precauciones necesarias durante sus operaciones. Dichas personas han dado a entender que se han perdido más vidas a manos de agentes de las fuerzas de seguridad de Egipto que a manos de terroristas; esto no podría estar más alejado de la verdad. Sería un desafío a la razón pensar que las fuerzas de seguridad de Egipto podrían dañar deliberadamente turistas inocentes, agregó.
Otra de las tantas estulticias que dijo el ministro egipcio es que tal vez el convoy donde transitaban los turistas mexicanos estaba simplemente en el lugar equivocado en el momento equivocado. ¡Qué poca!, podrán decir los familiares de los muertos y heridos.
Los observadores políticos mexicanos se quedaron perplejos por la bola de sandeces que dijo en su carta abierta a todos los mexicanos el canciller egipcio. Igual de perplejos se quedaron por la no sólo tibia sino tardía reacción de nuestra secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu. Y qué querían si la señora no le entiende a los asuntos diplomáticos, pues lo de ella fueron durante los últimos tres años los temas turísticos. ¡Y párale de contar! Pero se entiende que en la Cancillería existen funcionarios de carrera que pudieron haber “agarrado al toro por los cuernos” desde un principio, pensará cualquiera. Claro que los hay, pero “calladitos se ven más bonitos”.
AGENDA PREVIA
Pues tal como lo comentamos en este espacio, Marcos Bucio renunció –ahora sí que por motivos de salud– a la Oficialía Mayor de la Sagarpa, por lo que el secretario José Calzada Rovirosa nombró en su lugar a Marcelo López Sánchez. Ya encarrerado, también designó a Héctor Velasco Monroy como nuevo subsecretario de Desarrollo Rural. Velasco es un agroyuppie, aunque de campo el único que conoce es el de golf, dicen los malosos.