En su Tercer Informe de Gobierno, el presidente Enrique Peña Nieto se refirió a varios temas económicos, políticos y sociales sobre los cuales vale la pena reflexionar.
Dijo por ejemplo: Hoy el mundo aún no termina de superar los efectos económicos y sociales derivados de las graves crisis financieras de 2008; sin duda unas de las peores en décadas. La desigualdad social ha aumentado en la mayoría de las naciones; el crecimiento económico no ha recuperado su dinamismo previo, y tampoco han bajado las tasas de desempleo a los niveles anteriores a la crisis. ¿O sea?
Agregó: Hay frustración y pesimismo; desencanto y malestar social en Europa, en Asia y América… en prácticamente todos los continentes. Los medios digitales y las redes sociales reflejan estos sentimientos de preocupación y enojo; manifiestan que las cosas no funcionan y dan voz a una exigencia generalizada de cambio ─de cambio inmediato─.
Advirtió: En este ambiente de incertidumbre, el riesgo es que en su afán de encontrar soluciones rápidas, las sociedades opten por salidas falsas, como creer que la intolerancia, la demagogia o el populismo son verdaderas soluciones. Esto no es nuevo. Es una amenaza recurrente que ha acechado a las naciones en el pasado. Hay ejemplos en la historia, en donde los sentimientos de inconformidad tras crisis económicas globales, facilitaron el surgimiento de doctrinas contrarias a la tolerancia y a los derechos humanos.
En esos episodios, la insatisfacción social fue tal que nubló la mente, desplazó a la razón y a la propia ciudadanía; permitiendo el ascenso de gobiernos que ofrecían supuestas soluciones mágicas. Sin embargo, esos mismos gobiernos, lejos de llevar a sus sociedades hacia mejores condiciones de vida, alentaron el encono y la discordia; destruyeron sus instituciones y socavaron los derechos y libertades de su población.
Insistió: Donde se impone la intolerancia, la demagogia o el populismo, las naciones, lejos de alcanzar el cambio anhelado, encuentran división o retroceso.
Se comprometió: Mi responsabilidad como Presidente de la República es avanzar sin dividir; reformar sin excluir; transformar sin destruir. Esa es mi responsabilidad desde 2012, cuando México votó por un proyecto de cambio con rumbo; un cambio de fondo, a través de las instituciones. Eso es lo que hemos hecho como país en estos tres años… Vamos a seguir por esa ruta –que es difícil y compleja–, pero que es la única que nos permitirá brindar desarrollo a nuestra gente.
¡Si hace tres años era importante que el país NO diera un salto al vacío, hoy es esencial que México NO claudique en su proceso transformador!, subrayó el Presidente.
AGENDA PREVIA
Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación están preocupados por el intenso cabildeo que realiza el senador con licencia, Raúl Cervantes, para que cuando terminen su periodo Juan Silva Meza y Olga Sánchez Cordero, ocupe alguna de las dos sillas.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que para ser ministro de la SCJN hay que cumplir varios requisitos, como no haber sido secretario de Estado, jefe de departamento administrativo, procurador General de la República o de Justicia del DF, senador, diputado federal, ni gobernador de algún estado o jefe de Gobierno del DF, durante el año previo a su nombramiento. Tratando de salvar alguno de esos obstáculos el senador Cervantes pidió licencia hace varios meses. Sin embargo, sigue siendo senador. Así que no cumple con los requisitos.
Mañana viernes se anunciará oficialmente la segunda vuelta para la venta de los ingenios azucareros que administra el Fondo de Empresas Expropiadas del Sector Azucarero (FEESA). El Potrero y San Miguelito van en un paquete; La Providencia, El Modelo y Plan de San Luis se ofrecerán individualmente. Por las cinco unidades el gobierno federal pretende obtener unos 4 mil millones de pesos. El 24 de noviembre se dará a conocer el nombre de los ganadores, quienes deberán liquidar la operación el 29 de diciembre.