Ya urge que el órgano especializado del Poder Judicial de la Federación, encargado de resolver controversias en materia electoral y proteger los derechos políticos de los ciudadanos, decida qué pasó en los comicios de Colima.
Los magistrados Constancio Carrasco Daza (presidente del Trife), María del Carmen Alanís, Flavio Galván, Manuel González Oropeza, Salvador Nava y Pedro Esteban Penagos tienen en sus manos la estabilidad de un pequeño estado -en extensión-, pero con un gran potencial económico y con una situación geográfica envidiable.
Todo indica que el priista José Ignacio Peralta Sánchez, de 45 años, rendirá protesta de ley el próximo 1 de noviembre, después de un berrinche de su contrincante panista, Jorge Luis Preciado Rodríguez, que ya fue abandonado hasta por su dirigente nacional, Ricardo Anaya Cortés.
Efectivamente, la diferencia de votos es mínima, pero suficiente para que Acción Nacional se quede callado. Los dirigentes en las oficinas de la colonia del Valle recuerdan perfectamente sus argumentos en 2006, cuando por algunos votos le ganaron la batalla presidencial al perredista Andrés Manuel López Obrador, y por ello saben que no pueden utilizar esas fórmulas para ganar en los tribunales cuando no tuvieron los suficientes votos en las urnas.
Pero eso es asunto de los administradores de justicia electoral. Lo que queremos destacar en esta entrega es la violencia desatada en aquella entidad. Recordemos que los colimenses han visto a sus ex mandatarios entre balas, sangre, confusión y muerte.
El 24 de febrero de 2005, cuando regresaba a casa después de ver al presidente Vicente Fox, el entonces mandatario Gustavo Vázquez Montes murió en un avionazo, cuando se desplomó su Westwind 1124. Ahí también perecieron su secretario de Turismo, su secretario de Finanzas y un destacado empresario, entre otros colaboradores y personal de la nave. ¿Fue atentado? ¿Quién los mandó matar? ¿Por qué acabaron con la vida de un primer mandatario estatal? ¿Qué debía?
¿Estaba metido en negocios ilícitos? ¿Fue víctima de una falla mecánica o de la impericia del capitán de la nave?
Y en otro caso macabro, a las 10 de la mañana del 21 de noviembre de 2010, un ex gobernador fue baleado por varios sicarios al salir de su casa. Jesús Silverio Cavazos llegó todavía con vida al hospital, pero murió cuando recibía las primeras atenciones médicas.
Hubo varios testigos del cobarde homicidio, entre ellos, un cercano colaborador y amigo del actual gobernador Mario Anguiano Moreno.
Y ahora, hace unas horas, el ex gobernador Fernando Moreno Peña fue agredido mientras desayunaba: dos sujetos ingresaron al restaurante donde comía y mientras tomaba algo de café, uno de ellos se acercó hasta donde estaba sentado para dispararle en varias ocasiones.
Fue rector de la Universidad de Colima y gobernó el estado de 1997 a 2003; en 2006 dirigió la campaña de Madrazo en su tierra y desde 2014 se desempeñaba como secretario coordinador del Comité Ejecutivo Nacional del PRI para la región occidente de la República.
El gobernador electo Peralta Sánchez lamentó los hechos a través de un comunicado e hizo votos para su pronta recuperación. En el mismo documento externó su solidaridad con la esposa del herido, Hilda Ceballos Llerenas, sus hijos y demás familiares.
Y Nacho -como le dicen sus seguidores- remató diciendo que su prioridad fundamental como gobernador, compromiso que asumió desde la campaña, será que Colima sea el estado más seguro del país.
Ojalá cumpla Peralta con esa oferta y que pronto sepamos la verdad en los "homicidios" de Vázquez Montes y Cavazos. Y claro, conozcamos la realidad del atentado contra Moreno Peña, para que vayan a la cárcel los que mandaron matar a los primeros y los que afortunadamente no supieron cumplir con la tarea de liquidar al tercero.