El quintanarroense Carlos Joaquín González está a la espera de la definición. Manlio Fabio Beltrones –con quien se ha reunido en tres ocasiones en las últimas dos semanas– le ha dicho que “aún no hay definiciones… que no hay fecha”.
Todavía anteantier (el lunes 18) el presidente del PRI le repitió lo mismo.
“Y yo –nos cuenta Joaquín, café de por medio–, mantengo mi trato y mi postura en el partido: escuchar”.
El de la dinastía de los Joaquín es prudente en sus comentarios. Sin embargo, a medida que la charla avanza con el ex subsecretario de Turismo, nos queda claro que esta vez se la va a jugar hasta el final.
Que si no es candidato al gobierno de Quintana Roo por el Revolucionario Institucional, muy probablemente se lanzará como independiente (aunque la figura de “ciudadano” le es más apropiada).
¿Tiene los arrestos para ello? Hay quienes lo tildan de “tibio”, le digo.
Joaquín responde: “¿Apoyar a tu partido y ser respetuoso es ser tibio?”
Más bien, agrega, la pregunta debería ser: “¿Tienes que ser rudo para que te tomen en cuenta?”
¿Qué lo decidió esta vez a lanzarse por la gubernatura –a sabiendas de que el gobernador Roberto Borge no lo puede ni ver y le hace la guerra–, cuando hace seis años decidió disciplinarse y hacerse a un lado en la contienda?, le pregunto.
Se sonroja un poco, pero menciona sus atributos de entrada: “Porque soy competitivo, porque tengo la madurez para serlo, porque tengo la experiencia”.
Y agrega: “No me parece justo que sea una decisión unilateral, un capricho del gobernador, el que decida. Mi decisión tiene que ver con los atributos que he mencionado y con lo que el estado requiere”.
Carlos Joaquín sabe de la importancia de la estabilidad social y política que requiere el turismo (la principal fuente de ingresos para el estado: 17 mil 500 millones de dólares en divisas y 31 millones de turistas en 2015).
Lo tiene tan claro como el hecho de que la clase empresarial de su tierra –la mayoría dedicada al turismo, donde él se desenvuelve– se dividirá a la mitad si no va como candidato del PRI.
Y ya no digamos la clase política priista (y hasta la oposición, porque todos los partidos lo andan buscando). Porque de que Joaquín es querido en su tierra, no cabe duda.
Las encuestas hoy en día lo ubican en un margen que va del empate técnico a seis puntos arriba de su más cercano competidor: José Luis Chanito Toledo Medina.
En suma, a sus 51 años, Carlos Joaquín González sabe que es su momento, que difícilmente habrá otro. Pero sobre todo, considera que es el mejor prospecto para lo que necesita el estado.
Así que contra viento y marea, y aun cuando no sea su estilo ser rijoso, ni mucho menos quiera abandonar a su partido, se la va a jugar por donde tenga que hacerlo.
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Borge complicó la elección.- Quintana Roo pintaba para tener una elección tranquilísima para el PRI.
Era cuestión sólo de elegir un buen candidato y no abrir heridas, y ya. Porque del lado de la oposición –léase PRD y PAN– no tenían a ninguna figura competitiva en esta ocasión.
Pero apareció el gobernador Roberto Borge Angulo buscando no sólo imponer a un candidato propio a toda costa, sino saboteando y demonizando a Carlos Joaquín González.
Eso –tal actitud– provocó el enojo de la clase priista y empresarial, y Joaquín, que iba 20 puntos abajo hace seis meses, empezó a subir y a subir. Entre más lo atacaba Borge, más puntos ganaba el de Cancún.
Borge enredó y ensució de tal modo la elección, que hoy en día el PRI está dividido en Quintana Roo y hasta podría perder la elección.
A finales de la semana pasada, Beltrones recibió a Borge. El encuentro no fue nada cómodo para el gobernador. Salió, refiere, “muy enojado”.
Cuando menos un buen regaño se llevó.
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GEMAS: Obsequio del ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva: “Si hay una cosa de la que me siento orgulloso en este país, es que no hay un alma viva más honesta que yo”.
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