Tres hombrones de resguardo legislativo seguían paso a paso a Marcelo Ebrard. No lo perdían de vista desde que ingresó a San Lázaro. Informaban de sus movimientos.

 

El ex jefe de Gobierno se apostó en la oficina de la perredista Martha Lucía Mícher –llegó junto con ella a la Cámara de Diputados a las once de la mañana–. Desde ahí habría de decidir qué hacer en las horas siguientes: si lanzarse a salón de plenos y exigir ser escuchado o aguardar.

 

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Los priistas estaban en alerta. Su instrucción era clara: no se le debía permitir a Ebrard ingresar al pleno. Habían platicado ya con el perredista Silvano Aureoles que en los próximos días (el viernes a las cinco de la tarde) el ex jefe de Gobierno del DF sería recibido por la Comisión que investiga el tema de la Línea 12 para escuchar su posición.

 

Pero los tricolores no estaban seguros de lo que haría Ebrard: si intentaría ingresar al pleno o no.

 

Y tenían razón porque Ebrard, desde la oficina de Mícher, calculaba los pasos a seguir con su ex jefe de Gobierno, José Ángel Ávila; con su operador René Cervera y con el diputado Ricardo Monreal.

 

Cercana la hora en que se llevaría al pleno el informe de la Comisión sobre la Línea 12, Ebrard y acompañantes calcularon sus posibilidades. Salieron de la oficina y enfilaron hacia el elevador.

 

Antes de que se cerraran las puertas los tres escoltas ingresaron también. Camino al salón, la seguridad se hacía más y más notoria. Intentar ingresar por la fuerza armaría sin duda un zafarrancho. Se decidieron por la prudencia.

 

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MANLIO APUNTA HACIA MANCERA.- Para entonces, Manlio Fabio Beltrones discutía abiertamente. No aceptaba que se dijera que toda esa historia de la Línea 12 contra Marcelo proviniera de Los Pinos o se hiciera por instrucciones de Enrique Peña Nieto y de Miguel Osorio Chong:

 

–¿Quién ha dado la información a la Comisión? –preguntaba y respondía a la vez– ¡El DF! ¿Por qué le suben la mira?

 

En plena conferencia de prensa a las afueras del pleno abundaba: “Aquí no hay un punto y coma, o un punto y seguido que se haya hecho en otra parte. El gobierno federal no ha dictado ni una línea del informe”.

 

Y a partir de ahí apalearía a Ebrard bien y bonito.

 

Un viejo periodista apuntaría: “Esto tiene sabor a recuperemos el DF”

 

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FRUSTRADOS POR EL MAL GOBIERNO.- El diputado Ricardo Mejía Berdeja le puso sabor al caldo en la tribuna.

 

Y es que, en defensa del derecho de Ebrard a defenderse y explicar su posición, el de Movimiento Ciudadano les soltó que “ojalá vinieran Angélica Rivera, Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray a explicar lo de sus casas y el conflicto de intereses…”

 

Ya imaginarán el escándalo de los priistas. Gritos, abucheos, rechifla. Sobre todo de los del Estado de México.

 

Luego, Mejía les dijo que el famoso informe contra Ebrard era “para salvar la frustración de su gobierno”.

 

Claro, más escándalo y risas entre las curules.

 

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GEMAS: Regalito de Enrique Peña Nieto a los reporteros al término de su mensaje: “Ya sé que no aplauden”.

 

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