Ni bien acababa de asentarse el polvo que levantó la visita del papa Francisco y el cardenal Norberto Rivera –vía el semanario Desde la Fe de la Arquidiócesis que encabeza– salió con una interpretación del “regaño” del jefe del Vaticano a los obispos que ¡ay, Dios!
Porque vaya que se necesita ser caradura –particularmente en el caso del arzobispo primado de México– para alegar que “los obispos mexicanos han venido acompañando al pueblo sufriente y apaleado, haciendo una vida de entrega al prójimo y no de ‘príncipes’ sin contacto con el rebaño”.
Bernardo Barranco, maestro en sociología del catolicismo contemporáneo, sonreiría ante semejante declaración –sólo le faltaría añadir que ‘tampoco entiende que no entiende’– porque vaya que dista mucho de lo que expone en su libro Las batallas del Estado laico, recién estrenado en librerías.
Texto en el que desnuda las posturas y pactos realizados entre la clase política y la jerarquía católica que llevaron a la reforma del Artículo 24 de la Constitución –votada en diciembre de 2011 en la Cámara de Diputados y declarada constitucional en junio de 2013–, acerca de la libertad religiosa.
De hecho, la atmósfera que Barranco pinta en su texto, según él mismo nos refiere, “nos habla de una Iglesia que hace pactos con la clase política para imponerlos a la sociedad”, esquema que viene utilizando desde inicios del siglo.
Hasta ahora, apunta, el “repudio” hacia Norberto Rivera y la crisis de representación por la que atraviesan tanto los jerarcas de la Iglesia como la élite política, los habían solucionado con el apoyo y la legitimación de unos a otros (alejados de la feligresía y la ciudadanía en general)”, apunta.
Pero con el discurso-regaño del Papa a los obispos en la Catedral, refiere el conductor del programa de televisión Sacro y Profano, “el esquema tiene que ser roto o al menos podría haberse fracturado”.
¿Por qué?
Por el recuento de daños que está representando que la jerarquía católica vea su imagen arrastrada por la de la propia clase política, “al punto de que no tardará en verse como trayectorias similares la de Javier Duarte y la de Norberto Rivera”, sostiene Barranco.
(A la Iglesia) “no le conviene arriesgar su capital moral a una clase política venida a menos, señalada y marcada por la impunidad y la corrupción”, insiste.
Ese es parte del mensaje de fondo en las palabras de Francisco en Catedral: nada de pactos en lo oscurito, no los necesitamos (y que ahora reinterpreta a su modo la Arquidiócesis de México).
Mientras tanto, las leyes secundarias de la reforma al Artículo 24 aguardan la próxima batalla.
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La clase política claudica de sus principios.- La frase es contundente: “La clase política ha venido debilitando al Estado laico”.
Así lo sostiene Bernardo Barranco –tanto en su libro como en la charla que sostuvimos– y ejemplos cita de sobra: Desde la consagración que hizo el gobernador César Duarte de su estado, Chihuahua, al Sagrado Corazón; la entrega de las llaves de la ciudad a Jesucristo, por parte de la ex alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes; los escandalosos donativos del ex gobernador de Jalisco, Emilio González, para la construcción de un templo cristero; hasta la comunión del presidente Enrique Peña Nieto en la Basílica de Guadalupe.
Pensábamos que el “desacomodo” y el “debilitamiento” del Estado laico provenía sólo de los conservadores, pero no es así, ahora toda la clase política participa en ello.
El caso de la repenalización del aborto con el apoyo de los priistas en múltiples estados de la República a lo largo del 2009, afirma, evidenció la claudicación de una clase política que se sumó al pragmatismo.
Y no se diga lo que aconteció con la reforma al Artículo 24 constitucional. Éste surge –y lo narra ampliamente en su libro Las batallas del Estado laico– de un acuerdo entre el entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto y los sectores del PRI que lo arropaban, con la jerarquía católica.
De hecho –y a propósito de la confusión que existe sobre lo que es la laicidad–, Barranco refiere en su libro una verdadera joya: un trozo de entrevista que Jacobo Zabludovsky (qepd) le hizo al mexiquense en 2011 sobre el Estado laico.
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GEMAS: Regalito del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera: “Permitir el matrimonio (de las mujeres) antes de los 18 años genera violencia, es un esquema que no se puede permitir”.