Un período desperdiciado, si no es que deplorable. Así podríamos resumir la labor del Senado en este periodo que toma vacaciones a fines de esta semana y reanudará hasta febrero próximo.
Y es además lamentable, porque éste es el último periodo político del sexenio.
En febrero, ya estaremos en medio de la elección del Estado de México, por lo que difícilmente se avocarán en el Senado a cosas importantes; y para el último periodo de la Legislatura, estarán inmersos en el presupuesto y en la carrera presidencial, que inicia en septiembre de 2017.
Así que desperdiciado es lo menos que podemos decir de este periodo, cuya Junta de Coordinación Política (desde ahí se racionaliza el calendario y se ejerce buena parte del control de los temas) ha sido encabezada en esta etapa, por el líder de la bancada del PAN, Fernando Herrera Ávila.
¿Por qué el Senado –en general– vivió una de sus peores etapas?
No sólo por ineficiencias, juegos de interés aberrantes, manipulaciones ridículas, reparto de posiciones, escenas cuestionables, sino porque de una manera notoria y lamentable, los senadores dejaron de ejercer, como es debido, su papel de contrapeso ante el Poder Ejecutivo.
Escándalo tras escándalo fueron sucediéndose ante la mirada displicente de los señores legisladores. Sí, van algunos de esos momentos lamentables del Senado durante este periodo:
-Con un carrujo de mariguana en mano para ridiculizar, Ernesto Cordero enarboló la arremetida contra la iniciativa enviada por el Ejecutivo para despenalizar el uso y la producción de la mariguana (por lo que seguiremos matándonos y con cárceles llenas de mujeres y primodelincuentes), mientras en Estados Unidos avanza a pasos agigantados su legalización, tanto para uso medicinal como lúdico.
-El nombramiento fast track de Raúl Cervantes como procurador general de la República, a sabiendas –así estaba entonces la ley– de que automáticamente pasaría a ser el primer fiscal general autónomo de la República. (Dos semanas después, por presión de la sociedad civil, los señores senadores tuvieron que dar marcha atrás al pase automático a la Fiscalía General).
-El nombramiento de los magistrados electorales –¡los que van a calificar la próxima elección presidencial!– fue de lo más desaseado. La modificación del plazo de su encargo, luego de que ya habían rendido protesta, ensució el proceso. Hasta podrían echarlo abajo.
-El nombramiento del fiscal Anticorrupción también. Le pidieron a Ximena Puente, presidenta del Inai, que registrara su candidatura, y luego, atoradas las negociaciones, terminó retirándola.
Súmenle el maltrato a funcionarios: dejaron esperando durante horas –para finalmente posponer– las comparecencias de la canciller Claudia Ruiz Massieu y del secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong; la exhibición de camiseta en favor de Hillary Clinton, organizada por Mariana Gómez del Campo; el lamentable foro organizado por Javier Lozano sobre el doble remolque...
GEMAS. Obsequio del escritor Arturo Pérez Reverte, autor de La Reina del Sur: “Desde (Carlos) Salinas hasta aquí, no jugaron limpio con lo del narco. Nos engañaron a todos, a mexicanos y no mexicanos. No están luchando contra los narcos, están luchando contra los narcos que no eran sus amigos, y están ayudando a esos amigos narcos a deshacerse de los otros narcos”.