Los rostros en el presídium pintaban sonrisas abiertas –algo que hace rato no veíamos-, y es que ayer, para la mayor parte de los funcionarios e invitados presentes, era toda una decisión la que se tomaba en torno a la mariguana:
“Histórica” dirían algunos; “incompleta” advertirían otros, pero por fin un paso hacia adelante en el reconocimiento de que la “guerra contra las drogas” ha sido un fracaso y que hay que “cambiar el paradigma”, como reconocería el propio Enrique Peña Nieto.
Tan se daba un giro importante en la política del gobierno federal hacia las drogas que Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación en el sexenio de Felipe Calderón, comentaría al término del evento: “Los pasos más importantes ya los dio el Presidente…”.
El doctor José Narro, secretario de Salud, era el anfitrión del acto con que culminaban los cinco foros sobre la mariguana organizados por la Secretaría de Gobernación bajo la coordinación del subsecretario Roberto Campa Cifrián.
Y si bien los discursos de Miguel Osorio Chong en algunos de los foros llegaron a ser algo más vanguardistas que lo decidido al final por el Presidente de la República, lo cierto es que todavía quedó tela para presumir el resultado.
A saber: se permitirá la cannabis para uso medicinal y dejará de ser delito la posesión de hasta 28 gramos de ésta (medida internacional permitida para consumo personal).
Magnífica noticia para muchísimas personas, pues saldrán de las prisiones –y dejarán de estar sujetos a proceso- aquellos acusados de consumo de mariguana o de posesión de la yerba en cantidades menores (son miles los que se encuentran en prisión por tales razones, principalmente mujeres).
Por cierto, que el único de los presentes con muina era el comisionado nacional contra las Adicciones, Manuel Mondragón y Kalb. Él era el gran perdedor en esta historia.
En cambio, bien contentos, personajes como el ex canciller Bernardo Sepúlveda; el ombudsman nacional Luis Raúl González Pérez; el rector de la UNAM, Enrique Graue; el jefe del Jurídico de la Presidencia, Humberto Castillejos; el ex vocero presidencial, Rubén Aguilar; el actual, Eduardo Sánchez; los gobernadores de Chihuahua, Jalisco, Oaxaca, Estado de México, Coahuila y Quintana Roo.
Ausentes, eso sí, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, y el ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, quien ha sido uno de los principales promotores de la legalización de la mariguana (según nos explicaron, tuvieron que asistir a la reunión del Consejo de la Reforma Política del DF, convocada con mucha anticipación y no pudieron cambiarla).
De los discursos, dos espléndidos: el de Tonatiuh Bravo Padilla, rector de la Universidad de Guadalajara, y el de Raúl Elizalde Garza, padre de la niña Graciela que requería un medicamento con mariguana.
Bravo Padilla insistió en que “debe abrirse paso a la despenalización” de las drogas, ir hacia una legalización regulada y a una educación “sin prejuicios”. Es urgente, subrayó el rector de la UDG, la transformación de las políticas prohibicionistas.
El padre de Grace reconoció en primera instancia “la historia de éxito” que este ejercicio significó para su hija, aunque “no es el final de la carrera, es un paso”. Con todas sus letras declaró que la ley de salud es “obsoleta”, que hay que reformarla y finalmente celebró: “¡La prohibición (en el terreno médico) ya terminó!”.
Sonrisas y un nutrido aplauso, con todos los presentes de pie, rubricarían, a su vez, la firma de Peña Nieto en las iniciativas que irán al Senado en materia de Salud y de Justicia Penal para iniciar el cambio de una historia errónea que lleva ya más de 40 años.
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¿Y si sembramos una maceta?- Cierto que aún no se permite la producción de mariguana (y tampoco su comercialización), pero ¿qué pasa si uno siembra en su casa una maceta con la yerba para consumo personal?
Se lo preguntamos a Roberto Campa. Esto respondió: “No tendrías ningún problema…, seguramente no pasaría de 28 gramos…”.
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GEMAS: La diputada perredista Beatriz Olivares Pinal propuso a la Asamblea Legislativa del DF inscribir con letras de oro, en un friso de su salón de sesiones, los nombres de Frida Kahlo y Diego Rivera.