Ojalá que los libros de verdad, los de papel, los que pueden ser de uno, bajen de precio con el anuncio que hizo Amazon la semana pasada. Ojalá.
Desde hace algunos años, un reducido grupo de mexicanos compra libros de papel y electrónicos en la tienda de Jeff Bezos –que todo el mundo comenzó a ver como el nuevo dueño de The Washington Post, pero que en realidad es dueño del almacén online más grande del planeta y del espacio en la nube más rentable. El Post es una pequeña parte de un todo que lidera esa mente que lo mismo puede estar buscando restos de naves espaciales en el fondo del mar, que diciéndole a los expertos del FBI, la CIA y la NSA cómo deben guardar su información para no ser vulnerados tan fácilmente.
Yo encargo ejemplares de papel, en inglés y español, textos que en este país no consigo o son más baratos en esa tienda global.
A mí, personalmente, me molesta leer en mi iPad, o en el Kindle. Odio depender de la batería para continuar con las historias, además de que es incómodo sacar una de estas tabletas cuando vas en el Metrobús o en el Metro, pues es una invitación a que te asalten al salir de cualquier estación del transporte público de esta ciudad. O cuando vas en el avión, tienes que esperar a que te den instrucciones para encender tu dispositivo, o si estás aterrizando, apagarlo hasta que el piloto te lo permita.
Eso no pasa con un libro.
Amazon anunció la semana pasada que abrió su tienda Kindle para los lectores mexicanos. Contará con unos 70 mil libros en español y cobrará en pesos las descargas.
Amazon.com.mx dijo que venderá unos mil libros en nueve pesos y regalará más de mil 500.
También trajo a este país su Kindle y Kindle Paperwhite, que venderá a través de Gandhi.
En algunos libros sí hay diferencias. Por ejemplo, en este país hace unos años conseguir textos de Chuck Palahniuk era algo muy difícil, se agotaban en cuanto llegaban a las librerías. Hoy están en todas partes, en varias ediciones, pero cuestan más de 400 pesos en algunas tiendas. Eso implica que gastas más de 400 pesos en menos de cuatro horas de diversión, eso es lo que más o menos me dura un libro del luchador estadunidense.
Comprar sus libros en inglés representa gastar unos 20 dólares por ejemplar, con un buen diseño y sin la molesta forma de hablar de los españoles, que fastidia las traducciones de los estadunidenses cuando la calle y el lenguaje obsceno se hace presente en las narraciones.
Pero ahora puedes descargar libros de Chuck desde Amazon por alrededor de 50 pesos (Fight Club), la mayoría en 109 pesos.
Esa es la gran ventaja de leerlos en versión electrónica, el precio. No te quedas con las ganas, como sucede cuando visitas una Gandhi o el Péndulo.
Lo cierto es que te darás cuenta de que los libros ya no serán tuyos, esa versión electrónica es parte de una gran nube de información que cae en tus manos mientras eres suscriptor del sistema que ideó Bezos.
Pero en cualquier momento pueden desaparecer, como sucede con las revistas. Si eres suscriptor de Wired, por ejemplo, te habrás dado cuenta de que en cuanto se acaba tu suscripción, desaparecen ejemplares de tu archivo. A mí se me ha desaparecido toda mi colección, y si quiero imprimir algo, imposible, no tengo derecho a hacerlo.
Los libros descargados tampoco son tuyos.
Pero qué importa, mientras pueda vivir las historias a precio accesible, tal como sucedía con la biblioteca de mi universidad, me siento feliz.
Si me encanta el libro, pues invierto en papel.
Mientras tanto, imagino que los impresores tendrán que hacer algo para competir contra las ventas que se les van. Al mismo tiempo, los dueños de librerías como Gandhi y el Péndulo tendrán que hacer algo urgente para ofrecer un mejor precio a sus clientes y evitar terminar como Barnes and Noble o Virgin Records.
Desde hace años sabían que este día llegaría. Lo que no entiendo es por qué actuaron como si el futuro nunca se les fuera a venir encima. El problema que enfrentarán a la hora de vender no se limitará al sector conformado por los eruditos del ITAM o de la UNAM. Imagino que la misma gente que se surte en Sanborns se surte desde ya en la nueva tienda Kindle para México, lo imagino porque los tres libros más vendidos en este momento son: Inferno, de Dan Brown; La casa de enfrente, de Esteban Navarro, y Pequeño cerdo capitalista, de Sofía Macías.