En una ciudad en donde las infracciones por violar los límites de velocidad se realizan mediante una red de sensores, y se detectarán las emisiones contaminantes a la distancia, los inmovilizadores que se usan en las zonas de parquímetros ya son arcaicos.

 

Con esos niveles de tecnología es inexplicable sostener la utilización de los candados que afectan doblemente al automovilista, pues no sólo debe cubrir la multa en lugares en donde no hay estacionamiento y, en caso de robo, nadie le responderá, sino que tendrá que invertir tiempo en ir a cubrir la sanción a una sucursal bancaria, en una ciudad que ya de por sí es complicada para moverse con rapidez.

 

Si una persona no quiere pagar una cuota a los famosos cuida-autos (o franeleros), que buscan la forma de eludir los candados utilizando las rampas de entradas de los vecinos y a veces las dobles filas, y deposita monedas al parquímetro, pero por alguna razón (trabajar concentrado, por ejemplo) se le pasa la hora y lo sancionan, no sólo pagará la multa, sino que tendrá que dejar su trabajo, o aprovechar su hora de comida, para ir a pagar y esperar a que lleguen a liberarlo.

 

PAG-8-3_LESLIE-PEREZ_Aranas_parquimetrosClaro, hay quienes cuentan con un asistente que les mueve el automóvil, pero no todos se encuentran en esa situación.

 

Y si el uso de inmovilizadores debería desaparecer, el de grúas, en el cual el abuso es constante, tendría que replantearse. Así se daría un fuerte golpe a la corrupción y a los excesos de los llamados grulleros.

 

Los casos en los que se debe llevar un vehículo al corralón son claros: estorbar en una rampa, estacionarse en un sitio prohibido, tal vez frente a una sucursal bancaria, o una zona peatonal; o si el conductor no tiene licencia.

 

Pero los protocolos también deben ser claros: hay que revisar si no hay un menor o una mascota dentro, y, si el automovilista se encuentra en el auto, invitarlo a retirarse. El asunto es que parece que interesa más el negocio y los operadores de las grúas trabajan más como para cumplir una cuota, que para ordenar.

 

¿Por qué deben desaparecer los candados?

 

Sencillo. No Tienen razón de ser.

 

Si un automovilistas se pasa en el tiempo que le corresponde cuando se estaciona en un lugar en donde funciona el programa de parquímetros, uno de los oficiales o trabajadores de las empresas asociadas al Gobierno del DF puede pasar a dejar la boleta de infracción en el parabrisas, o un código de barras en el que se establezca cuántos minutos se pasó, para poder pagar de forma electrónica.

 

¿Y si la persona no paga en determinado tiempo?, se aplica un recargo.

 

¿Y si no cubre la multa?, sencillo, como en el resto de las multas: no se le permite verificar.

 

La multa, al igual que todas, podría ser ligada a la verificación anticontaminante, para que se garantice su pago.

 

No habría necesidad de contacto entre el oficial que coloca el candado y que puede provocar un enfrentamiento, como aquel que se hizo viral en las redes sociales, en el que el conductor de un camión de carga golpea a un policía.

 

Actualmente el 70% de los recursos que se obtienen vía sanciones en zona de parquímetros quedan en manos de las empresas que los operan. El otro 30% lo destina el Gobierno del DF a programas para mejorar el espacio público.

 

En este sentido, en la Asamblea Legislativa, hay un grupo de diputados que busca elevar de 30 a 50% el ingreso para la Ciudad de México. Bajando los costos con apoyo de la tecnología, sería viable incrementar ingresos y destinar más elementos de la SSP a vigilar las calles de la ciudad y no a cazar quién se estaciona mal.

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