Sí, entender a la juventud no es cosa fácil. Sobre todo cuando las nuevas generaciones nos cuestionamos todo, y abrimos conversaciones que estaban hechas para tenerse desde hace varios siglos. Suena lógico, entonces, buscar herramientas para comprender la compleja psicología juvenil, o a qué se refiere alguien cuando habla del espectro de género, de sexualidad, temas raciales o de inclusión.
El entretenimiento es una herramienta esencial para educar. Quizá sin titubear, hasta se podría proclamar a la televisión como la más accesible para recolectar experiencias emocionales de una forma fresca, distinta.
Sí, series juveniles hay muchas: Élite, Rebelde, Gossip Girl, Pretty Little Liars… pero pocas llegan a comprender realmente lo que es ser joven en 2021. Sin embargo, una que se siente relevante para nuestros tiempos es Sex Education, de Netflix.
Este programa inglés, con tres temporadas de trayectoria, retrata la historia de los estudiantes del colegio Moordale en Inglaterra, quienes tienen impulsos sexuales imposibles de contener. Es dentro de este esquema que dos jóvenes de la institución, uno de ellos hijo de una sexóloga profesional, aprovechan las circunstancias para dar terapia sexual, así resolviendo los conflictos psicológicos y físicos desarrollados a través del sexo.
Lo trascendente de esta serie no es solo los porqués de la trama, sino también el cómo esto le da una ventana justificada a la historia de profundizar en la sexualidad y en la diversidad sexual. Aquí no hay simplemente personas heterosexuales y homosexuales: entre su extenso ensamble se encuentran bisexuales (personas cuya atracción sexual se inclina a más de un género), pansexuales (personas que les atraen todos los géneros) e incluso asexuales (quienes no quieren tener relaciones sexuales con nadie). Lo mejor de todo es que cada tipo de identidad sexual y/o de género se retrata con detalle, información y cariño. De este modo, es mucho más fácil empatizar con cualquiera de lxs personajes presentes en pantalla.
Hablando de este cuidado, se nota el pulido en los guiones en cuanto a su construcción de seres ficticios, porque, aunque muchxs de ellxs pueden comenzar en un rol estereotipado, a los pocos capítulos vemos cómo se salen del molde y retratan problemas más delicados, como la depresión, la ansiedad, o la identidad en un mundo donde, paradójicamente, cada vez es más complicado encontrarse. En su discurso está el cambio, y reconoce que todxs tenemos un lado humano.
Tal vez su acercamiento tan explícito podría espantar a la comunidad televisiva, pero, así como la serie misma, es importante ver las cosas más allá de lo evidente, porque cuando dejemos de percibir la sexualidad, el género y la diversidad como algo tabú, es cuando empezaremos a trascender como personas. Y Sex Education es un gran parteaguas para lograr esa evolución.
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