LAS VEGAS, Nevada.- Este es el primer año, en dos décadas, que Microsoft no está presente en la feria de tecnología más importante del planeta. Muchos podrán decir que Apple tampoco participaba en el show, que este año recibirá a más de 150 mil visitantes y miles de empresas de todo el planeta, pero la firma de Bill Gates ya era una tradición. Visitar el CES sin escuchar el geek power en su máxima consolidación era raro, pero ahora sin la presencia de Steve Ballmer o de cualquier representante de la compañía, incluso sin ver ese gran despliegue de productos por doquier y espectaculares, es algo extraño.
El iPad y el iPhone no utilizó de plataforma de lanzamiento el CES, para eso la firma de Cupertino tiene su propio escenario en el Yerba Buena Center de San Francisco. Pero Microsoft siempre hacía anuncios importantes aquí. El Xbox y varios dispositivos generaban tráfico en los pasillos de este lugar de por sí repleto de visitantes ansiosos de conocer el futuro y probar fortuna con algún dispositivo que se convertirá en tendencia después en sus países.
En 1998 fue la primera aparición de Bill Gates en el CES. Esta semana Paul Jacobs, presidente y CEO de Qualcomm, tratará de llenar sus zapatos. Pero de entrada, ustedes se preguntarán quién es este hombre. Y yo les digo que están en lo correcto, no es una pieza popular o que atraiga masas como solían hacerlo Gates o Jobs en sus respectivas convocatorias. Todo mundo quería escuchar a esos visionarios hablar. Yo recuerdo haber estado hasta tres horas formado para poder estar en las conferencias y ser uno de los pocos tocados con sus palabras. Como si fuera una especie de misa, muchos nerds entraban en éxtasis cuando su ídolo tomaba el escenario. Hoy, la tendencia que se ve en el cartel del 2013 International CES es más gris, suena aburrida, como si la pieza final del show, la cereza del pastel, de entrada todo mundo supiera que alguien se la comió y que no estará a la vista más nunca.
Un detalle que me llama la atención del cambio que estamos experimentando en el mundo de la tecnología y el discurso de sus ejércitos de publirrelacionistas. El diario Las Vegas Sun no le dedica ni una línea a la feria de tecnología más importante del planeta en su gorda edición del domingo, repleta de catálogos y cupones de descuento. Mientras que el USA Today tiene en su portada una nota firmada en Redmond, Washington, la sede de Microsoft.
El texto que ocupa gran parte de su portada cuenta que hay una casa del futuro que parece algo salido de una producción de Disney, una inmaculada y estéril estructura del no tan distante futuro, detalla el diario. Al leerla, nos damos cuenta de que se trata de la misma casa del futuro que tiene la empresa desde hace tiempo, y a la que poco a poco agrega sus tecnologías para hablar del hogar conectado a los visitantes que se preguntan hacia dónde mira Microsoft.
Parece un reportaje pagado, que cita pasajes de The Jetsons, la serie de TV que en México la llamaron Los Supersónicos, como estándar de lo que algún día representaríamos como hogar. Pero en realidad, Microsoft sorprende poco con lo que revela al reportero Jon Swartz en su visita a Redmond. Tal vez no es que ya no quiera estar en el CES, pienso, tal vez lo que pasa es que ya no tiene muchas cosas nuevas que presumir. Mientras eso pasa por mi cabeza, veo en Las Vegas publicidad de Samsung, LG y más empresas asiáticas en el lugar que antes la estadunidense controlaba. Parece como si Bill Gates también se hubiera muerto.