"¿Cuál es su pasatiempo Mr. Bond?", pregunta un Javier Bardem en total plan lúdico, con cabellera rubia y mirada un tanto desorbitada que remite de inmediato a algunos de los más pintorescos enemigos del agente inglés. - "La resurrección" contesta Daniel Craig, actor sobre el cual llovieron todo tipo de críticas y burlas cuando se dio a conocer que él sería el nuevo Bond, allá por 2005.
Hoy nadie lo pone en duda: Craig es el mejor 007 -después de Connery- y Skyfall no sólo es un inteligente y emocionante replanteamiento del personaje, sino además una de las tres mejores películas de toda la saga.
Skyfall es una cinta que pudo no existir. Los problemas financieros de la casa productora (estuvo al borde de la bancarrota) retrasaron por más de un año el inicio de las filmaciones. Todo el mundo Bond, que justo este 2012 cumple 50 años de vida fílmica, pendía sobre una cuerda floja.
El encargado de la resurrección es Sam Mendes, director con una corta pero exitosa filmografía en la cual, de menos, resaltan dos grandes joyas: American Beauty (1999) y Revolutionary Road (2008). En ellas, Mendes hace disección de la familia como cuna inevitable de todos nuestros traumas, miedos y obsesiones. Así, Skyfall es a su vez la disección de un personaje del cual se saben muchas cosas (los martinis, las chicas, los gadgets) pero a la vez no se conoce nada sustancial: ¿de dónde viene?, ¿qué lo motiva?, ¿cómo llego aquí?, y tal vez más importante ¿tiene sentido en el mundo de hoy un personaje como Bond?
Para esta cinta, Mendes continúa el extraordinario trabajo que hiciera Martin Campbell en Casino Royale (2006); no sólo despoja al personaje del peso muerto -el tono camp, los chistes sexistas, los gadgets imposibles- sino que además centra el enfoque en otras figuras; Bond podrá ser el héroe, pero la protagonista de Skyfall es M (entrañable Judi Dench), la jefa del 007 quien ve amenazada su permanencia en el MI6 (la agencia de inteligencia británica) luego de haber perdido valiosa información sobre la identidad de varios agentes infiltrados en células terroristas.
Mendes entiende que, no obstante el enfoque obscuro esto es una película de acción, e incluso en esos terrenos muestra inventiva: aquella secuencia donde, en la cima de un enorme edificio, se desata una pelea de sombras con un pequeño plano secuencia donde la cámara acompaña a uno de estos hombres al vacío. Y ni qué decir de la secuencia inicial, brutal comienzo que atrapa de inmediato.
Convertido en héroe crepuscular, falible, sangrante, Mendes lleva a Bond a terrenos convulsos que parecieran emular a la realidad misma del personaje: un mundo donde la propia continuidad de las cintas estuvo en peligro, donde los gadgets son cosa de todos los días (iPods, iPhones, iPads) y donde la imagen del agente secreto, elegante y ligador, parece ya el peor de los anacronismos.
"Aunque mucho sea tomado, mucho queda", Mendes recurre a Tennyson -en emocionante secuencia de acción- no sólo para justificar la validez de Bond hoy en día, sino que además nos contagia de ese febril ánimo del héroe clásico, el que no importando las dificultades, siempre encuentra voluntad para "combatir, buscar, encontrar y no ceder”. Larga vida a James Bond.
Skyfall (Dir. Sam Mendes)
4 de 5 estrellas.
Guión: Neal Purvis, John Logan.
Con: Daniel Craig, Judy Dench, Javier Bardem, entre otros.

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