En la tradición presidencialista de México un Presidente sólo pisaba las sedes del Congreso en fechas específicas: o el día que tomaba posesión o el día que tenía que acudir a rendir su Informe de gobierno o en ceremonias especiales. Lo usual era que, fuera de esas fechas, si los congresistas tenían algún asunto que tratar o incluso que negociar políticamente sobre algún tema o iniciativa con el Presidente, fueran los diputados y senadores quienes acudieran a Los Pinos en busca de diálogo con el mandatario.
Ayer esas formas de relación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo cambiaron de tajo. En busca de acuerdos y entendimientos para las reformas que propone el llamado Pacto por México, el presidente Enrique Peña Nieto fue hasta la sede del Senado a reunirse con los legisladores para explicarles detalles o despejar dudas sobre las iniciativas que se les enviarán en los próximos meses. El ejercicio que en cualquier sistema más o menos democrático parecería normal, aquí cobra relevancia por lo inusual de este tipo de visitas, sobre todo del Presidente a la sedes del Congreso.
La visita de Peña Nieto ayer al Senado no fue casual ni sólo de cortesía. Es en esta Cámara donde las reformas que ha intentado en su gobierno se han frenado y han encontrado mayores resistencias. Al no existir una mayoría del PRI y con la formación en varias votaciones de un bloque opositor PAN-PRD que han hecho mayoría, los senadores se han convertido en el “dolor de cabeza” para las propuestas peñistas y el temor de que eso ocurra con las nuevas reformas que se enviarán dentro de la agenda legislativa del Pacto por México fue lo que motivo esta inusual visita.
El bloque calderonista que forma la mayor parte de la bancada del PAN, comandada por Ernesto Cordero, es el principal objetivo del diálogo iniciado por Peña y que busca mejorar el tratamiento a las iniciativas que en la mayoría de los casos llegarán desde la Cámara de Diputados. Y es que los senadores afines al ex presidente Calderón no participaron en las negociaciones del mencionado pacto, que fue acordado por el dirigente de su partido, Gustavo Madero, quien firmó los compromisos a nombre del panismo.
Es ahí donde se ubica la mayor resistencia a los acuerdos de ese pacto y por eso fue ahí a donde se realizó ayer esta comida que busca allanarle obstáculos a las reformas en los próximos meses y evitar que haya una actitud obstruccionista como la que ya han mostrado las bancadas de oposición en el Senado en la discusión de otros temas.
Falta ver que tan efectivo resulta esta nueva forma de diálogo directo que ayer intentó Peña Nieto en la que ya no fue el Presidente el que, graciosamente, recibe a los congresistas en su despacho o en algún salón de la casa presidencial para hablar de sus iniciativas, sino que ahora fue el Ejecutivo que, en calidad de visitante, fue en busca de consensos para sus propuestas de reforma. ¿Bastará eso para acabar con la desconfianza que aún expresan sectores del PAN y en menor medida del PRD a los compromisos del Pacto por México? Ya se verá cuando lleguen las primeras iniciativas a la Cámara de Senadores.
Por ahora no se puede dejar pasar por alto el cambio de formas en la relación entre el Presidente y el Congreso que por primera vez en décadas, en las que esta relación fue más bien unilateral, donde el mandatario llegó a utilizar al Poder Legislativo como Oficialía de Partes, ahora hay visos de una relación más recíproca en la que el propio presidente acepta ir a negociar con los congresistas, en su espacio, sus propuestas.
NOTAS INDISCRETAS… Ayer siguió la ola de ejecuciones violentas en el Estado de México, al mismo tiempo que seguían reportándose homicidios en el DF. La diferencia es que mientras en la capital el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, ya salió a reconocer una “ola de violencia” y ofreció frenarla con acciones inmediatas, en el Estado de México el gobernador Eruviel Ávila parece ni siquiera enterarse de los cuerpos mutilados y los narcomensajes que le están dejando los delincuentes, pues ni siquiera ha salido a hablar del tema. Hay políticos que ante la adversidad dan la cara y otros que, como el avestruz, prefieren esconderla…Tercera Escalera de los dados. Semana limpia.