Martha Hilda González Calderón.
Era el 4 de septiembre de 2020, en la celebración de la sesión de la Comisión Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo Infantil en el Estado de México. A lo largo de la pantalla se multiplicaron los recuadros a medida que los integrantes se unían a la videoconferencia. Titulares de las distintas dependencias municipales y estatales, nos habíamos dado cita para evaluar –de manera virtual- los avances relacionados con la eliminación de este flagelo.
Nuestro invitado especial era la Organización Internacional del Trabajo OIT, con quien se había establecido una estrecha coordinación que permitió que en el municipio de Villa Victoria se implementara un modelo para identificar el riesgo de trabajo infantil, (MIRTI).
Después de los informes técnicos que dio la Coordinadora Regional del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, Noorjte Denkers, se presentó un hombre que acompañaba sus palabras con una enorme sonrisa, quien nos habló del interés de la OIT para estrechar relaciones con las autoridades locales laborales y quien nos recordaba que como mandantes de este organismo internacional tripartita podíamos enriquecer la agenda conjunta. Era Pedro Américo Furtado de Oliveira quien desde el mes de agosto de este año, es el nuevo director de la Oficina de País de la Organización Internacional del Trabajo en México y Cuba.
La grata impresión que nos dejó el nuevo titular de la OIT en México, se ha visto fortalecida. Con este organismo internacional, el Estado de México había venido construyendo una agenda estratégica con proyectos tales como aquel sobre la protección social de mujeres o el diagnóstico sobre las barreras de formalización y de acceso a la protección social y el registro a la seguridad social de las personas trabajadoras del hogar, remuneradas en el Estado de México.
Contar con el respaldo y acompañamiento de la OIT, me parece indispensable y estratégico si se quiere, entre otras cosas, tomar en cuenta indicadores internacionales y la asistencia técnica de expertos internacionales en temas laborales.
La actitud personal de Pedro Américo Furtado de Oliveira es verdaderamente notable. Sus antecedentes profesionales son interesantes y nos dejan claro que estamos frente a un experto en políticas públicas en materia laboral y relaciones internacionales que ampliará las oportunidades a las distintas regiones del país, en un enfoque eminentemente federalista, pudiendo explorar, de manera conjunta, nuevas alternativas para dar solución a los retos que enfrentamos.
La larga trayectoria del nuevo titular de la OIT en México, incluye el haber colaborado como asesor internacional de la Asociación Brasileña de Supermercados, donde impulsó programas de entrenamiento vocacional para jóvenes y fortaleció las políticas de responsabilidad social en las empresas.
Su experiencia como especialista en dialogo social y eliminación del trabajo infantil, permitió la gestión, financiamiento e implementación de asistencia técnica en países de África, Asia y América Latina. Seguramente su visión enriquecerá los trabajos de los comités que coordinan los esfuerzos en la erradicación de las actividades laborales de niñas, niños y adolescentes en las entidades federativas.
Lo más interesante, por la visión estratégica que conlleva, es el haber sido el director de la Oficina de País de la OIT en Argentina, en donde se destacan los trabajos en favor de los trabajadores inmigrantes y su contribución a la economía de aquel país hermano; así como los temas de seguridad y salud en el sector laboral de los jóvenes. Problemáticas que nuestro país, por cierto, no es ajeno.
Desde su fundación, la Organización Internacional del Trabajo ha otorgado asistencia técnica a los sectores involucrados en el tripartismo. Respaldada por sus 187 miembros, cumple con la misión de ¨promover los derechos laborales, fomentar las oportunidades de trabajo decente entre otros”.
Ya pasaron sesenta y cinco años desde que la OIT, a través de su representante Jeff Rens y el entonces Secretario del Trabajo y Previsión Social, el mexiquense Adolfo López Mateos, firmaron el acuerdo para el establecimiento de su oficina en nuestro país. Es interesante que se contó con la presencia de Octavio Paz, a la postre Premio Nobel de Literatura, entre otros representantes de los sectores empresarial y sindical.
La oficina en México fue la primera que se instaló –posteriormente sería la brasileña- y la encabezó el boliviano, Adolfo Crespo Rodas. Desde entonces, mucho camino se ha recorrido y nuestra relación se ha fortalecido.
La Agenda 2030 es la brújula que nos hemos comprometido a que nos guíe en los próximos años, en los ámbitos económico, social y medio ambiental, donde los distintos objetivos giran en torno a la persona y a la conservación del planeta.
Desde el 2015, en que la agenda fue aprobada, se estableció en el objetivo ocho, denominado “trabajo decente y crecimiento económico” que era importante no solo la cantidad de empleos que deberían ser creados para ser congruentes con el crecimiento de la población en edad de trabajar; sino también, la vigilancia en las condiciones generales de trabajo para que aquellos trabajadores, hombres y mujeres, que aún no cuentan con un trabajo digno y decente, puedan alcanzarlo.
En los tiempos actuales si las condiciones socioeconómicas eran de por si complejas para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030, el impacto del COVID-19 ha visto perder, en el segundo trimestre del año, un equivalente en horas de trabajo, de alrededor de 495 millones de empleos en el mundo, según datos de la propia OIT.
En nuestro continente, la perdida de horas de empleo ha sido mayor que en el resto del mundo, llegando a niveles del 20 por ciento. Esto para nosotros es un durísimo golpe que obliga a trabajar de manera conjunta, para aminorar sus efectos.
Ha sido Latinoamérica, la región más afectada por la pandemia y los sectores informales se han visto arrasados, en razón de las características de la propia enfermedad.
En México, no solo el COVID-19 nos afecta y su balance siniestro en muertos y contagiados es impactante; también ha detonado una profunda crisis económica que pareciera no haber tocado fondo. Sin embargo, el país se encuentra en la coyuntura histórica de la construcción, por etapas, de la Reforma Laboral.
Por eso es que damos la bienvenida a Pedro Américo Furtado de Oliveira. Su disposición a entender la problemática que en materia laboral, enfrenta cada región, permitirá mapear las especificidades que cada una enfrenta y brindar asistencia técnica diferenciada, cuando así se requiera. Al pulsar la situación en cada una de las regiones del país, podrá ajustar una agenda adecuada para cada una de ellas.
La disposición de la OIT permite vislumbrar que en el esquema de fortalecimiento institucional, también podremos robustecer a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social que ha debido enfrentar en solitario, recortes presupuestales impensables en programas como por ejemplo, los del Servicio Nacional de Empleo, que son estratégicos frente a la crisis económica que atravesamos.
El nuevo titular de la OIT en México, ha entendido rápidamente donde están nuestras fortalezas y debilidades. Ha comprendido nuestra diversidad y la fuerza de nuestras instituciones. Su interés por fortalecer los vínculos entre las distintas autoridades laborales y los sectores productivos, habla de su convencimiento de que tenemos prácticas exitosas en México que tenemos que visibilizar para aprovecharlas.
Celebro con esperanza la llegada de un rostro cercano, solidario y abierto a entender rápidamente los retos en materia laboral enfrenta México y estrechar la relación con las autoridades federales y locales. Es un digno representante de quienes le han antecedido y abre un nuevo capítulo en la historia de la OIT en México.
@Martha_Hilda