El hecho es público:

Gustavo Madero no puede con Ernesto Cordero.

No puede desde diciembre pasado.

Desde el 2 de diciembre de 2012, cuando con el resorte impulsor de Santiago Creel, Madero formalizó su alianza con el gobierno de Enrique Peña y el PRD a través del Pacto por México.

Ese hecho, narran calderonistas y corderistas, hizo explotar a Felipe Calderón porque todas las negociaciones del acuerdo se hicieron a escondidas suyas y dieron legitimidad al presidente entrante.

Desde entonces, el PAN vive entre pleitos.

Madero no es escuchado por Cordero y éste ha convertido a la fracción senatorial en punta de lanza del calderonismo para socavar la autoridad política y moral de la dirigencia panista.

Madero intentó sobrellevar la relación, pero no era posible.

Cordero utilizaba a sus 26 senadores, leales para desprestigiar a su partido, imponer su voluntad en las votaciones y desde ahí crear la plataforma de asalto al PAN.

Por eso, Madero lo destituyó el 21 de mayo pasado y el 23 lo sustituyó con Jorge Luis Preciado.

Inútilmente: los votos los tiene Cordero y con él negocian el priista Emilio Gamboa y el perredista Miguel Barbosa.

 

PRECIADO TENDRÁ EL PODER, PERO…

Ante la confrontación, han aparecido varios intermediarios.

Diego Fernández de Cevallos, Luis Felipe Bravo, Ernesto Ruffo y Marco Antonio Adame

Ha sido inútil.

Todos han encontrado disposición de Gustavo Madero, no así de Ernesto Cordero.

Cordero depondrá su actitud sólo si lo designan interlocutor con el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Suena sencillo, pero es mucho.

Para Madero equivaldría a renunciar a la conducción del partido y entregar la representación a quien trata de confrontar al gobierno priista y dinamitar el Pacto.

Entregarle tal poder significaría, también, heredar desde ahora la sucesión del partido al grupo más beligerante del panismo, el encabezado precisamente por Calderón y Cordero.

En lugar de buscar arreglo a través de esta intransigencia, Madero y su comité han decidido apostar al debilitamiento de Cordero a través del calendario legislativo.

Su presidencia en el Senado de la República culminará el sábado próximo y a partir del 1 de septiembre no tendrá el presupuesto ni oficina de prensa ni aparato institucional para promoverse.

Pero hay un problema: Jorge Luis Preciado deberá convertirse en líder desde la Junta de Coordinación Política, el órgano rector de ese cuerpo legislativo.

Porque hasta ahora le han faltado personalidad, carácter, oficio, capacidad…

Y eso no lo puede comprar en una tlapalería.

 

MADERO EN LA DISYUNTIVA CAMARAL

1.- No ha salido del conflicto en el Senado y Gustavo Madero está en riesgo de abrir otro frente.

¿Por qué?

Porque en la Cámara de Diputados el queretano Ricardo Anaya ha trabajado para presidir ese órgano legislativo y ha ganado la confianza no sólo de la mayoría de los 114 panistas de San Lázaro, sino la simpatía de muchos priistas y perredistas.

Pero el corazoncito de Madero se inclina por el michoacano José González Morfín.

Le tiene confianza porque son amigos desde hace muchos años, fueron senadores juntos todo el sexenio pasado y González Morfín condujo a la diputación azul durante la segunda mitad del foxiato.

Anaya trabaja con una premisa: al PAN le urge sangre nueva y, amén de ser treintañero, planea presentar a una fracción más activa en la vida parlamentaria para llevar al Congreso los proyectos del panismo.

Y 2.- el gobernador mexiquense, Eruviel Ávila, ha inaugurado una nueva política: pernoctar en comunidades para no interrumpir sus giras regionales.

Desde el domingo está en el norte del estado, donde ha anunciado 365 acciones en 15 municipios, y en la semana estará en otros lugares.

Uno de ellos es Jilotepec, donde anunciará programas de apoyo para ancianos en el Día del Adulto Mayor.

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