El llamado corralito ocurre cuando manos externas ingresan a los bolsillos de los pantalones de los ciudadanos para extraerles su dinero. Suena a atraco. En efecto. Es un atraco legal en el que incurren (generalmente los gobiernos) cuando se encuentran desesperados por la ausencia de capital (generalmente bancario). Sin dinero, los bancos podrían convertirse en hamburgueserías o en antros nocturnos.

Desde México, suena a sorpresa el corralito chipriota. Nos parece muy lejano, no sólo Chipre sino el concepto de corralito. La vedad es que el sistema bancario mexicano lleva más de una década aplicando una especie de corralito silencioso a los créditos vía plástico. Un ejemplo es Banamex que penaliza con algo más del 50% anual la deuda de sus tarjetahabientes. La diferencia entre los corralitos argentino, chipriota y mexicano es que, los dos primeros fueron determinados por instituciones públicas mientras que el mexicano ocurre por decisiones de entes privados. Algo más, la diferencia entre el argentino y chipriota es que el segundo fue orquestado por el Eurogrupo (gobierno de 18 países que tienen el euro) mientras que el argentino fue decidido por el gobierno ejecutivo.

 

La economía de Chipre es drenada por las economías griega y rusa. Se estima que 15 mil 474 millones de euros procedentes de Rusia se encuentran en la banca chipriota (representa más del 25% de los depósitos bancarios y un tercio de la inversión extranjera). Con el impuesto (corralito) tasado por el Eurogrupo (falta que el Congreso chipriota lo apruebe; el día de hoy tendrá lugar la tercera votación después de dos fracasos), los rusos perderán mil 547 millones de euros. Suena a mucho dinero, lo es: 26 mil millones de pesos. Los rusos y europeos que invirtieron su dinero en Chipre sabían que el riesgo era elevado. Chipre los sedujo con un ISR por debajo del 10%.  En 2011, cuando la situación bancaria chipriota ingresó a una crisis de liquidez, los rusos drenaron 2 mil 500 millones de euros en el Laiki Bank (Banco Popular) y el Banco de Chipre, los más afectados.

 

Sobre la influencia griega en Chipre, vía económica, los políticos chipriotas tuvieron que pronosticar el corralito desde el 2008, momento en el que Grecia fue intervenida por la troika. Al aplicársele una política de recorte en el déficit, Chipre debió poner sus barbas a remojar, debido a que sus bancos tenían una exorbitada cantidad de bonos griegos, mismos que se precipitaron a la ruina por la decisión de la troika. En noviembre de 2011, Moody´s degradó la calificación crediticia de Chipre al ascender su deuda al 63% del PIB.

 

La crisis europea que cobra a una nueva víctima no tendría que impactar en la zona ya que Chipre representa únicamente el 0.2% del PIB de la eurozona y su población no supera al millón 120 mil habitantes. Lo grave es que Chipre se convierta en conejillo de indias para la Unión Europea. Llama la atención que de los 10 mil millones de euros que el eurogrupo inyectará a la banca chipriota, más del 50% será financiada por los clientes bancarios, es decir, por los ciudadanos. Generalmente, también han sido los portugueses, irlandeses y griegos los que han financiado a los respectivos gobiernos vía impuestos, por ejemplo, el IVA, sin embargo, el shock que produce el sentir que una mano externa ingrese a las bolsas de los pantalones de los cuentahabientes no tiene comparación.

 

En México, los corralitos privados ocurren de una manera tal vez más grotesca. La propensión cultural por la aspiración de “ser otro al que soy”, provoca que la demanda de crédito se convierta en un negocio redondo para los bancos: “Compre su corralito”, tendría que decir la publicidad. Así que no caigamos en la falsa creencia de que Chipre está muy lejos de México.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *