Héctor Zagal
 

Ayer, 14 de julio, se conmemoró un aniversario más de la Toma de la Bastilla, fecha simbólica del inicio de la Revolución Francesa. Aprovecho la ocasión para recomendar una de mis novelas preferidas: El siglo de las luces (1962), del escritor cubano Alejo Carpentier

Esta obra poderosa y vibrante narra cómo los ideales de libertad, igualdad y fraternidad cruzan el Atlántico para instalarse en las colonias francesas del Caribe. El protagonista, un joven idealista llamado Víctor Hugues, llega a las Antillas con libros y proyectos revolucionarios. Pero en el mismo barco también viaja una guillotina, un inquietante presagio de lo que vendrá. La novela, con su prosa meticulosa y sensual, sumerge al lector en la efervescencia de una época donde la esperanza y el terror se entrelazan de forma inseparable.

Esta novela de Carpentier, me hace recordar el comienzo de otra novela, Historia de dos ciudades, donde Dickens describió esta misma época con palabras inquietantes:  “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de la fe, y la época de la incredulidad; la temporada de la Luz, y la temporada de la Oscuridad; la primavera de la esperanza, y el invierno de la desesperación”.

Carpentier, con su estilo barroco, erudito y musical, despliega en El siglo de las luces una reflexión profunda sobre las contradicciones del poder. A través de Víctor, vemos cómo un hombre comprometido con los ideales republicanos puede transformarse, paso a paso, en aquello que juró combatir. La Revolución, que comenzó destronando a Luis XVI, termina coronando a Napoleón como emperador. Así suele suceder con las revoluciones: quienes asaltan el poder, no siempre resisten su vértigo. El poder corrompe, y son pocos —muy pocos— los que escapan a esa tentación.

En El siglo de las luces, Carpentier no solo revive un episodio histórico, sino que lo reinterpreta desde América Latina. Es una lectura para comprender por qué que las revoluciones rara vez redimen.  Muchas veces, simplemente sustituyen una tiranía por otra. 

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana

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