De Asunción a El Cairo conviene hacer una escala en México. El referéndum mediático semanal es si habrá o no fraude. Al parecer, el resultado del 1 de julio ya lo saben algunos de los golpistas en contra del IFE. El distinguido académico John M. Ackerman, abajofirmante y sorprendido por que en las encuestas existen los rangos, escribió en su editorial de La Jornada una frase que cualquier Papa pudo firmar: “Más allá de lo que prometan o decreten las autoridades electorales, lo más importante será el juicio ciudadano sobre el respeto a la voluntad popular el próximo 1º de julio”.
Hay quienes confunden a la democracia con la oclocracia. Si la fe popular determina al ganador de las elecciones entonces vivimos en una oclocracia; si las leyes que reconocen al IFE como árbitro de la contienda son aniquiladas por las veladoras de la emoción, entonces vivimos bajo un régimen oclocrático. Perfecto siempre y cuando lo golpeadores lo manifiesten de manera explícita en una de sus ya clásicas cartas dirigidas a la opinión pública en las que solicitan el voto a favor de su candidato.
Bienvenidos a los que desean el fraude porque en él soportan a su única esperanza de continuar con el victimismo.
Fernando Lugo recibió un neogolpe de Estado “legal”; pocas veces se había visto que golpes del Congreso vía fast track. Paraguay ha dado un ejemplo de ello.
Lo que no quiere contemplar el nuevo presidente, Federico Franco, es que ya no vivimos en el siglo pasado, donde el partido Colorado y su diseñador de barbaridades, Stroessner, decidían a punta de pistola el destino de la nación.
En pocos minutos Franco fue ignorado por Mercosur; después le llegaron susurros europeos. De México, pocas palabras. Será que la veda electoral otorgó por default vacaciones al 99.5% de los burócratas.
Poco le duró la emoción a Franco de jurar como presidente de Paraguay. Ahora sí, aquellos que detestan la cesión de soberanía, como los que conforman el eje chavista, apelan a instituciones internacionales para regresar a Lugo a la presidencia. Cuando conviene, son geocentristas. Cuando no les conviene, apelan a la soberanía.
¿Qué opinan Vázquez Mota, Peña Nieto y López Obrador de lo sucedido en Paraguay? Sería un buen examen que el trío hiciera una pausa entre las quesadillas, las aguas de horchata y el confeti que sobran en sus eventos, para decirnos sus reflexiones acerca de la salida de Lugo y evitar, de esta manera, sus ridículos comentarios de que la mejor política exterior es la doméstica.
En El Cairo resultó una broma de mal gusto que herederos de Mubarak tuvieran la intención de regresar al gobierno. Safiq estuvo a unas décimas de ganarle al islamista Mohamed Mursi. Sin embargo, quien sí logró dar un golpe a los Hermanos Musulmanes en el Congreso fueron los militares. Unas horas antes de que Mursi tuviera el total control presidencial y legislativo, los generales tomaron el Congreso, y firmaron las acotaciones que Mursi tendrá como presidente reservándose el derecho de guerra militar y política por si hiciera falta.
Israel y Estados Unidos respiraron hondo al saber que los Hermanos Musulmanes tendrán limitaciones al maquinar su política pro Hamás. Las relaciones entre Estados Unidos con Mubark pasaban por los dólares que recibía Egipto a cambio de servir de vigía. La pregunta es si los militares le harán caso a las plegarias de Mursi o se ellos marcharán por la libre dejando una brecha ad hoc para la creación de fuerzas especiales por parte del Ejecutivo. Lo veremos.
Por lo pronto sería recomendable que prestigiosos académicos etnocentristas observaran los golpes dados a Paraguay y a Egipto. La conclusión para algunos de ellos, como Ackerman, es que poco importa lo que diga el IFE. La voluntad de los oclócratas es lo que termina por valer.
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