El primero de diciembre del año pasado, Enrique Peña Nieto ingresó al Salón de Plenos de la Cámara de Diputados sin mayor problema.
Caminó por el pasillo central, saludó de un lado y del otro, y rindió protesta como Presidente de la República -a diferencia de su antecesor, Felipe Calderón, que apenas si logró cumplir con la ceremonia- sin mayores contratiempos frente a los legisladores de los distintos partidos.
Hubo, sí, un operativo especial de seguridad en torno a San Lázaro. Se dieron enfrentamientos en la calle entre integrantes de la Policía Federal y grupos de jóvenes cuya procedencia no quedó cabalmente aclarada. Recordamos, incluso, la escena de un camión torton avanzando hacia las vallas para derrumbarlas y la destrucción de vías y comercios a la altura de la Alameda Central.
Violencia en las calles y civilidad al interior del recinto, fue el contraste de lo que vimos ese día -hace ocho meses- cuando el PRI regresó a Los Pinos después de 12 años de ausencia.
El Pacto por México y la detención de Elba Esther Gordillo cubrieron con su manto los primeros meses de gobierno. La reforma educativa estaba a la vista. Con la lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en la cárcel y sus seguidores pasmados o aterrados, los cambios constitucionales no tardaron en aprobarse.
Sólo faltaban las leyes reglamentarias de la reforma. En el equipo cercano a Peña Nieto algunos creyeron que sería pan comido. Con La Maestra y su gran sindicato contenidos, dieron por ganada la batalla. Vaya, ni siquiera se preocuparon por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Unos minimizaron o despreciaron a los maestros unificados bajo las siglas de la Coordinadora. Otros, ni idea tenían de quiénes eran, ni cuál era su poder de movilización. Tampoco supusieron que maestros del SNTE -ya sin la guía de Gordillo- se unirían a los mentores de la CNTE para tratar de cambiar los términos punitivos de la reforma educativa.
Hoy, la figura de “La Maestra” se transformó en “Los Maestros”.
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Y DE SAN LÁZARO AL CAMPO MARTE.- El gobierno de Peña Nieto arrancó tan bien que hubo un momento -hará todavía unos cuatro meses- en que los legisladores priistas consideraron posible que el Jefe del Ejecutivo rindiera, como antaño, su primer Informe de Gobierno en la Cámara de Diputados.
Pero poco a poco el ambiente político se fue descomponiendo en las Cámaras, principalmente entre los senadores panistas. El escenario de volver a ver al Presidente de México rindiendo su informe ante el Congreso, se fue alejando. Palacio Nacional y el Auditorio Nacional se mencionaron entonces en su lugar.
En esas andaban cuando llegaron los maestros a la ciudad. Más de 10 mil acampan en el Zócalo. La semana pasada -en nutridas marchas- sitiaron la Cámara de Diputados y el Senado e interrumpieron durante varias horas el acceso al aeropuerto internacional de la Ciudad de México. La capital fue un caos.
Siguen aquí. Permanecerán en esta ciudad, según han declarado, hasta el 1 de septiembre. Es decir, aguardarán al Informe de Peña Nieto…
Las alarmas se encendieron entonces en el Estado Mayor Presidencial. Cambio de planes por completo: ni San Lázaro, ni Palacio Nacional, ni el Auditorio Nacional. Requerían un lugar aún más seguro: una instalación militar, para cuidar la integridad del presidente y sus invitados. Fue así como el Campo Marte surgió entre las propuestas.
Del sueño acariciado de volver a rendir el Informe en la Cámara de Diputados, Peña -ante la presencia de los maestros- tendrá que conformarse con enviar su Informe con un propio a San Lázaro y dar él un mensaje en un campo resguardado por el cuerpo de Guardias Presidenciales.
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EL MENSAJE DE OSORIO.- En la reunión que sostuvo ayer con los senadores del PRI, Miguel Osorio Chong envió mensajes que pudieran ser contradictorios:
Por un lado les aseguró que la ley reglamentaria del Servicio Profesional Docente “no tiene vuelta” y que con la CNTE no se pactó mayor compromiso que el de ser escuchados por la Junta de Coordinación de cada una de las Cámaras y de las comisiones de Educación.
Pero también consideró la posibilidad de que puedan convencer. Y si es así, dijo, “hay que adicionar, cambiar, poner; pero que sea con la fuerza de las razones”.
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GEMAS: Obsequio del secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong: “la idea que tiene el Presidente es que vayamos por todos los frentes al mismo tiempo”.